20. Enemigos

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Pasé la madrugada del lunes pensando en las confesiones que las cuatro hicimos

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Pasé la madrugada del lunes pensando en las confesiones que las cuatro hicimos. Y Kate diciendo que Oliver también estaba implicado en el caso era lo que menos me preocupó. El problema más grande era que teníamos muchos ojos en nosotras y, cualquier paso en falso, nos llevaría al peor lugar de nuestras vidas. Estaba ansiosa por terminar con todo, en especial con el acosador, y descubrir el secreto de Sue. Pensé en las posibles formas que teníamos para acabar con el tema, pero pareció imposible no ser vistas por nuestras familias o esa persona que no nos dejaría en paz hasta terminar con nosotras.

Ideé planes por horas y cuando menos me di cuenta ya debía ir a clases.

Hice mi rutina con velocidad, sin detenerme a pensar en lo que estaba haciendo. Tampoco importaba mucho que saliera con zapatos diferentes, o el pantalón fuera un desastre, lo único en mi mente era ver a Kate, Mary y Uxue para saber que se encontraban bien.

Salí de la recámara minutos más tarde, con la intención de caminar esos largos metros para continuar con el debate que no me dejó dormir. Sin embargo, a mitad de las escaleras y mientras veía el reloj al final de estas, mamá notó mi presencia.

—Serenity —dijo—, necesitamos hablar.

Su voz no fue tan dulce como de costumbre, esa vez me pareció más autoritaria y sin paciencia. Eran unos de esos días en los que prefería evitar las discusiones así que, después de lanzar un suspiro, caminé hacia la cocina. Entonces la vi sentada en su lugar de siempre, al lado derecho de la cabecera, con el periódico en las manos y la tan memorable taza amarilla sobre la mesa. Tragué saliva y tomé asiento frente a ella, aunque esto podría molestarla.

—¿Qué pasa? —murmuré, intentando que mi voz no temblara.

Mamá detuvo su lectura solo para lanzarme una mirada incrédula. No quise respirar.

—Estás bromeando, ¿verdad?

—Mamá...

—Déjame hablar —pidió mientras bajaba el periódico—. Sabes que estás castigada y aun así nos desobedeciste el sábado para salir sin nuestro permiso o, mínimo, avisarnos. Tú no eres así, Serenity. ¿Qué está pasando?

Suspiré. Porque, por más que quisiera, no podía ser honesta. El acosador tal vez estaba escuchando nuestra conversación en esos momentos. Por lo que, con todo el dolor de mi corazón, tuve que volver a mentir.

—Fue una emergencia de...

—¿Ahora dirás que de Mary? ¿O de Kate? —interrumpió molesta—. ¿Sabes, Serenity? Ya no creo en ninguna palabra de lo que dices. Y como sé que no serás honesta, te levanto el castigo, eres libre de hacer lo que quieras sin mi autorización. Solo espero que cuando te metas en problemas, no me llames para ayudarte.

Sus palabras dolieron más que cualquier frase que pudieron decirme en años. Lo cual era entendible, ya que no esperé que ella entre todas las personas que me rodeaban dijera algo como eso. Pero preferí que rompiera mi corazón y derramar unas cuantas lágrimas, a que le hicieran algo malo por mi culpa.

El secreto de Sue Abney (C&M#1) ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora