31. ...Si uno de ellos está... (final)

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—Por fin estamos completas —dijo la señora Culpepper

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—Por fin estamos completas —dijo la señora Culpepper.

—Suéltelas, por favor.

La mayor carcajeó.

—Haz lo que te digo, luego veremos si estás en condiciones de pedir.

—Por favor.

Si tenía que pedírselo de rodillas, lo haría.

—Entiende, niña. Si cooperas, tal vez vivas un par de años más.

¿Acaso...? No.

Pero, ¿qué otra opción tenía?

Miré a Uxue, no paraba de llorar y su rostro comenzó a enrojecerse. Y Kate, una lágrima resbaló por su mejilla y tenía la mirada llena de miedo.

A lo lejos, se escucharon los bomberos y la policía.

—Vamos. No tenemos toda la noche.

—¿A dónde vamos? —pregunté en voz baja.

—Jackson, enséñale el camino hacia la camioneta.

Tara Jackson avanzó con dificultad por no soltar a Uxue, caminé detrás de ella y la maestra Culpepper nos siguió. Pensé en una forma de escapar o en que cualquiera de las dos soltara a mis amigas, pero había oportunidades de ganar. Era obvio que quería darle una de las historias más trágicas a la escuela: dos alumnas asesinadas y una en el psiquiátrico. Al menos, eso creí, por lo que acababa de decir.

¿Qué pensaría Mary? ¿O ella también estaba corriendo peligro en ese instante?

Llegamos al estacionamiento, casi me quedé congelada al ver en donde nos transportaríamos. Era una camioneta muy grande solo para nosotras cinco. Tara estaba cerca de la puerta de los pasajeros cuando Uxue usó su tacón para aplastarle con fuerza el pie. Tara lanzó un grito y soltó a su rehén. Mi amiga aprovechó para tomarla del brazo y doblárselo contra la espalda. El arma cayó a pocos centímetros de mí, por lo que no dudé en tomarla. Aunque no supe a quién apuntar.

—Dispara —me desafió Culpepper—. Sé que quieres hacerlo.

—Suelte a Kate.

Sujeté el arma con ambas manos, pues creí que se me resbalaba por el sudor y el temblor. Le apunté a Culpepper. Y no dudaba en que iba a disparar.

—Sabes que tienes las de perder, Gardener —dijo con tranquilidad—. Si mueves un dedo, los sesos de Kate Shepard saldrán volando antes de que puedas matarme.

Puede que en eso tuviera razón. Porque, por lo visto, ella sí había usado un arma antes y yo solo sabía que debía apretar el gatillo.

—Habré matado a dos de tus mejores amigas y saldré victoriosa.

Las sirenas se escucharon más cerca y, antes de que pudiera pensar en mi siguiente movimiento, Tara se soltó del agarre de Uxue. La empujó, haciendo que perdiera el equilibrio y cayera de espalda. Tara corrió hacia mí. Tomó mis manos para quitarme la pistola, pero no planeaba entregársela con tanta facilidad. Empezamos a forcejear.

El secreto de Sue Abney (C&M#1) ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora