22. Whitney Wright

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Cada una había tomado su puesto antes de que el reloj marcara las seis de la mañana

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Cada una había tomado su puesto antes de que el reloj marcara las seis de la mañana. Íbamos en parejas, pues eso nos daba un poco de seguridad al seguir a nuestros sospechosos: Uxue y yo estaríamos al pendiente de Oliver; mientras que Kate y Mary no perderían de vista a Dylan. Cada paso fue calculado hasta la hora de entrar a clases, ese fue el único acuerdo que Kate y Uxue pusieron para no meternos en otros problemas.

Lo único que me preocupaba era que no dormimos lo suficiente y en cualquier momento alguna se podría descuidar. Al menos era lo que pensé al ver a Uxue moverse con tanta insistencia en el asiento del piloto.

—¿Por qué tuvimos que levantarnos tan temprano? —se quejó, de nuevo—. Johnson ni siquiera ha salido de su casa.

—Es lo mejor. Debemos seguirlo desde que empieza el día.

Kate dijo que Oliver comenzaba a trabajar a las seis. Así que era mejor mantenerlo vigilado desde la primera hora.

—No es justo. Te apuesto que sigue acostado.

Ignoré sus lamentos y seguí poniendo atención a la pequeña casa que se encontraba del otro lado de la calle. Las veces que vi o hablé con Oliver, me dio la impresión de que vivía en una casa igual que la mía: no tan grande como la de Kate, pero en una colonia tranquila. Jamás imaginé que la realidad me sorprendería bastante. Era una casa chica, en comparación con las que acostumbraba ver en Liverpool, en un lugar casi abandonado. De hecho, tendríamos mucha suerte si él no reconocía uno de los tantos autos de la familia Hamilton.

En eso, la puerta principal de color blanco se abrió y lo primero que noté fue la melena rizada de Oliver. Alguien lo despidió, pero no pude identificar quien era. Luego nuestro sospechoso cerró la puerta y pude observarlo mejor. Sin perder detalle, abrí mi mochila y saqué una libreta y un bolígrafo, en seguida comencé a garabatear lo que sucedía: Oliver vestía algo completamente diferente a lo que acostumbraba en la mansión Shepard, unos jeans y una sudadera anaranjada, y llevaba colgando una mochila de color negro en su hombro derecho.

—¿Es necesario escribirlo? —preguntó Uxue, mirando mis acciones con el ceño fruncido.

—Es por si no notamos algo importante —murmuré—. Y deja de verme, ponle atención a Oliver. Recuerda que debemos seguirlo.

La pelirroja bufó.

—No volveré a pedir que sea yo quien maneje.

Esperamos que avanzara una distancia considerable para que Uxue encendiera el vehículo y pudiéramos comenzar con nuestra labor. En esos minutos, no hubo algo que destacar. Era un recorrido normal de una persona que no tenía algo que esconder y que vivía lejos del drama. Sin embargo, a medio camino y cuando Uxue decía que su rutina era aburrida, Oliver entró a los baños públicos.

—¿Qué mierda? —susurró mi acompañante, al mismo tiempo que se estacionaba—. ¿No pudo ir antes de salir de su casa? No, Serenity, ni muerta entro al baño de hombres. ¿Sabes lo que dicen de ellos? ¡Que son la cosa más asquerosa del mundo! Lo siento. Quiero saber si es nuestro acosador, pero tengo mis principios.

El secreto de Sue Abney (C&M#1) ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora