04. Método Shepard

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Durante toda mi vida, existieron veces en que me pregunté qué pasaba después de la muerte. La primera vez que esto pasó fue antes de aprender a usar de manera correcta el internet, por lo que proseguí a imaginármelo, aunque no llegué a satisfacer mi curiosidad. Años más tarde, como dos antes de entrar a la preparatoria, junté la valentía suficiente para buscarlo en Google. Encontré qué sucedía con nuestro cuerpo, tanto de forma científica como religiosa, lo que tampoco fue suficiente porque no sabía qué respuesta quería. 

Cuando Sue falleció otras preguntas pasaron por mi cabeza, pero esa ocupó el primer lugar. Conforme pasaron los días dejé de pensar en ello. 

Sin embargo, después de leer esa carta y abandonar la mansión Shepard, varios de esos cuestionamientos volvieron. Quería saber qué pasó por su mente mientras escribía su despedida, o qué hubiera pasado si alguna de nosotras hubiera llegado a su casa... cualquier cosa para detenerla y que hablara con sus amigas o padres sobre aquello que pasaba por su cabeza para creer que el suicidio era la salida. Era lo único que quería; conversar con Sue una última vez.

Esa noche fui incapaz de dormir, di vueltas en la cama tratando de caer en un sueño profundo, pero lo que logré fue pasar horas mirando el techo o las fotografías que se alcanzaban a ver por la poca luz que entraba en mi recámara.

Lo más difícil sucedió en la mañana, cuando debía irme a la escuela y mi madre tuvo que apresurarme. Mientras ella conducía, traté de pensar en mis clases y no en lo sucedido de las últimas semanas porque después del velorio de Sue todo se complicó demasiado.

¿Cómo se supone que debíamos continuar sin nuestra mejor amiga?

El vehículo se detuvo en el lugar que solía bajarme —algo lejos de la escuela— y tuve la intención de bajarme rápido, pero logré escuchar la voz de mi madre.

—Ten un lindo día, cariño.

—Gracias —contesté con seriedad mientras tomaba mi mochila—. Te veo más tarde.

—Serenity —volvió a hablar y la miré con atención. Mi mamá negó con la cabeza, cambiando de opinión—, cuídate.

Asentí, le di un beso en la mejilla y me bajé del auto. Seguí el camino a la escuela, ahora centrada en las palabras de mi mamá. Di un paso más, mi nueva tarea era centrarme en mis clases para tener las mejores calificaciones. Otro paso, disfrutar cada día con mis amigas de toda la vida antes de separarnos por la universidad.

—¡Serenity!

Detuve mis pasos al escuchar la voz de Uxue, que me llamara de pronto provocó que mi corazón se detuviera por un segundo. Giré sobre mis talones y, al encontrar a la pelirroja, me acerqué a ver qué sucedía. Lo que llamó mi atención y me desconcentró aún más fue que las demás estaban allí también hablando con Tessa.

—Hola —saludé.

—Por Dios, Serenity —dijo Uxue—, te estuve hablando y no me hiciste caso.

—Lo siento —mencioné apenada—. ¿Y qué sucede?

—Estábamos conversando con Tessa sobre el evento en memoria de Sue —respondió Kate.

—Les estaba diciendo que por algunos asuntos pendientes que debemos solucionar —trataba de escuchar a Tessa con atención, en eso Mary me pasó una libreta—, probablemente dentro de un mes todo quede listo.

Le di una repasada a lo que decía la hoja frente a mí. En garabatos decía nombres de asociaciones que Sue acostumbraba a ayudar, posibles lugares donde se llevaría a cabo el evento, y algunos invitados.

—Me parece bien —murmuré.

—No te preocupes —me habló Mary—, parece que todo está en orden.

El secreto de Sue Abney (C&M#1) ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora