Primer libro de la serie "Chicas y mentiras"
Sue Abney tenía un secreto.
Serenity, Kate, Uxue y Mary han decidido descubrirlo.
***Advertencia: Esta historia contiene temas sensibles como el suicidio, ansiedad y acoso***
(Feb-2020 / 02-ago-2024)
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Fue una mañana extraña. Me encontré con mis amigas por los pasillos de la escuela y, por alguna razón, preferían fingir que eso no estaba pasando y continuaron con su camino.
Era comprensible que se molestaran por la teoría de Kate, sin embargo no era necesario evitarnos, las cuatro pasábamos por la misma incertidumbre y teníamos tantas dudas que lo mejor era apoyarnos.
En la hora del almuerzo, no dudé en tomar asiento en la misma mesa donde Kate se encontraba comiendo su platillo favorito. No estaba eligiendo algún lado, lo único que pensaba era en no dejar a mis amigas solas. Además, después de pasar las siguientes horas pensando en el tema de Sue —y que hasta mi estómago comenzara a dolerme— quería hablar con ella para dar mi punto de vista. Pero, al momento de estar cerca de Kate, la noté algo seria y distraída.
—¿Mal día? —pregunté.
—Sin contar lo que pasó en la mañana —susurró—, un poco. Parece que no logro concentrarme en las clases.
—Eres muy inteligente, no debes preocuparte por eso.
Se encogió de hombros, mostrándose indiferente por lo que acababa de decir, aunque era posible que Kate pensara que tenía razón y al día siguiente iba a volver a ser la misma.
—Respecto a lo que dijiste en la mañana —titubeé—. Lo pensé mucho y creo que lo mejor es hacer una pequeña investigación para comprobar tu teoría.
Al principio, Kate pareció no creer en mis palabras, pero su rostro cambió a uno de asombro combinada con emoción.
—¿Hablas en serio? —preguntó en un hilo de voz—. No bromees con eso, Serenity.
—Lo digo en serio.
Su rostro se iluminó con una sonrisa, hasta noté sus ojos azules llenarse de lágrimas y como sus hombros se relajaban al escuchar mi respuesta. Tomó mi mano por encima de la mesa y la apretó ligeramente.
—Gracias —Se limpió los ojos con su otra mano—. Pero...
Me confundí al ver que Kate guardaba silencio y quitó la mano de la mía. ¿Había visto o escuchado algo? Mis preguntas se resolvieron cuando miré a Uxue tomando asiento junto a ella y Mary llegando a un lado mío. Noté a ambas con la mirada baja e incapaces de ver a la pelinegra.
—Sentimos mucho lo que dijimos en la mañana —dijo Mary apenada.
—En serio, Kate —murmuró Uxue—, perdónanos.
—No son necesarias sus disculpas —habló Kate con seriedad—. Dieron su opinión y la respeto, no siempre tienen que estar de acuerdo con lo que diga.
—Acepto que me molesté un poco por la manera en que nos citaste en la mañana —opinó la pelirroja—, pero, después de pensarlo bastante, Mary y yo decidimos darle una oportunidad a tu teoría.
