C A P I T U L O 4

21 3 0
                                    


Mientras aún dábamos vueltas en la rueda Lev habló.

-Dall, no te has dado cuenta, ¿verdad?- me miró
-¿Ah, de qué?-
-No es nada- dijo mirando a otro lado
-Vale...- miré hacia abajo
Después de un par de vueltas bajamos y Lev tomó mi mano, fuimos hacia los carritos chocones
-¿Te gustan?- pregunté
-Me encanta este juego- dijo mientras subía a un carrito
-Bien, pues entonces empecemos- subí a uno también.
Jugamos y reímos hasta que nos cansamos y nos fuimos a una de las bancas
-Ay, ya me cansé, me duelen los brazos- reí
-Sii por los choques- dijo mientras sacaba un cigarro 
-¿Fumas?- lo miré
-Sí, ¿porque?- me miro a punto de prender el cigarro
-No lo hagas, por favor- tome su cigarrillo y lo guarde
-¿Por qué, qué pasa?- estaba preocupado
-Es que tengo problemas para respirar- miré hacia abajo
-Eso no me lo habías dicho-
-Solo no creí que fuera de importancia- lo miré -no te pido que dejes de hacerlo, pero al menos no cuando estés conmigo... Por favor - pedí
-Está bien, no te preocupes, ya no fumaré por tu bien- te miro a los ojos-
-No es necesario Lev, solo  cuando estés conmigo- lo mire a los ojos
-Dejaré de hacerlo, en serio- tomó mi mano
-¿Gracias Lev en serio, pero hazlo por ti, sí?- apreté su agarre y le dediqué una sonrisa, él sonrió algo triste
-Lo intentaré... Que te parece si voy y te dejo en tu casa, ya es tarde-
-Si, está bien-
Lev me llevo a casa y lo invité a cenar algo, ya que estuvimos todo el tiempo juntos y no habíamos comido, también porque me había llevado al parque de diversiones
-Pasa- le dije -te daré algo de cenar-
-¿Segura?- estaba nervioso
-Siii ven te enseño mi casa- lo tomé de la mano.
Recorrimos la casa, qué no era muy amplia, le mostré el piso de arriba en donde había 3 habitaciones y un baño, entramos solo a la mía, la otra era de mi abuela y la última de visitas, le mostré el comedor y cuando llegamos a la sala le presente a Luna, mi gatita que se encontraba dormida sobre el sillón.
-Qué bonita, es igual de linda que la dueña- dijo mientras la alzaba y le daba mimos, de reojo me miraba a mí
-Ella es más linda- aseguré, fue lo único que pude responder, los nervios me dominaron
-No es por nada, pero suelo tener razón...- sonrió pícaro, me ponía nerviosa, él lo sabía y parecía encantarle.
-Ven, cenemos algo- fui hacia la cocina
-Bien, vamos- dejo la gatita en el piso y me siguió.
Preparamos algo para cenar y luego nos sentamos a comer, platicamos y bromeamos todo el rato.
-Me tengo que ir, ya es tarde- se le notaba triste
-Si quieres te puedes quedar ya es muy noche y no quiero que te pase nada-
-No quiero molestarte-
-No es ninguna molestia- le aseguré
-Gracias-
-No es nada, puedes quedarte en el cuarto de huéspedes, al rato te llevo los tendidos y almohadas-
Luego de haber organizado la habitación él fue hasta mi cuarto para despedirse
-Hasta mañana- me dio un beso en la frente
-Descansa- le di un beso en la mejilla

Ambos nos fuimos a dormir emocionados por lo que había pasado, después de todo, aunque lo intentásemos negar, los dos nos gustábamos.

Y como si fuera un hechizo o arte de magia, llegaste a mi vida a darle sentido a muchas cosas que no entendía. Y gracias a tu compañía pude dejar de sentir que mi mente estaba perdida, y en mi corazón siempre estarás, pase lo que pase en esta puta vida.

El calor de tu mirada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora