"En el mundo del arte en la piel, ella era la obra maestra que nadie podía poseer... hasta que Naruto decidió desafiar todas las reglas"
Cuando un avión de papel cayo en la entrada de su negocio, Sasumi jamás pensó que su vida se volvería un caos po...
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La personalidad reservada de Sasumi muy rara vez dejaba entrever sus verdaderos sentimientos. Pero en cuanto vio a Naruto, sus ojos se centraron con un brillo especial. Sin mediar palabra, se acercó y lo envolvió en un abrazo apretado, filtrando todo el amor que sentía a través de ese simple gesto.
Naruto se sobresaltó al principio, pero enseguida se relajó al percibir la calidez de ese contacto. Inclinó el rostro sobre el fuerte hombro de Sasumi, embriagándose del aroma almizcleño tan característico de ella. La esencia parecía aún más intensa esa noche, impregnando cada rincón con un dejo de desesperación. Aspiró profundo, dejándose embriagar, sintiendo un enorme sonrojo extendiéndose por sus mejillas. Quizás por ser beta no alcanzaba a percibir feromonas como los alfas u omegas, pero el aroma de Sasumi era tan fuerte, tan potente, que se filtraba por todos sus poros como un bálsamo reparador.
Sasumi pasó una mano por la nuca de Naruto en una suave caricia antes de susurrarle al oído:
—Ven, acompáñame.
Y sin esperar respuesta, lo alzó entre sus brazos con esfuerzo casi nulo. Naruto no opuso resistencia, sino que se acurrucó contra el cuello de su amada, permitiendo que ella los condujera lejos de todo.
Entraron a la habitación de Sasumi, un espacio que Naruto conocía a la perfección. La cama en el centro, rebosante de almohadas y sábanas impregnadas del aroma de ambos. Ropa y otros efectos personales amontonados sin orden aparente. Cada pequeño detalle gritaba intimidado.
Con extremo cuidado, como si sostuviera la cosa más frágil del mundo, Sasumi depositó a Naruto sobre el lecho de sábanas revueltas. Se acomodó a su lado sin romper el abrazo, permitiendo que sus piernas se entrelazaran mientras lo cubría con su cuerpo más grande.
Naruto se sonrojó al sentir la calidez que emanaba Sasumi. Su aroma se hizo más fuerte, delatando que el celo comenzaba a aflorar llenando cada espacio. Aunque él era un beta y no podía percibir feromonas con facilidad, la esencia de Sasumi se sentía como una densa neblina envolviéndola por completo.
—Te necesito...no me sueltes —susurró la alfa, aferrándose al cuerpo de su amado como un salvavidas. Odiaba sentir hasta la última parte de su ser entrar en colapso si Naruto desaparecía.
Depositó pequeños besos por toda la cara de Naruto, desde la frente perlada de sudor hasta la punta de su respingada nariz. Sus grandes manos acariciaron la delgada espalda, transmitiendo en ese contacto la desesperación que sentía. Temor de perder a la persona más importante de su vida.
Cuando Naruto se movió levemente, buscando una posición más cómoda, Sasumi gruñó en protesta y presionó más el abrazo, negándose a dejarlo ir. Enterró el rostro en la curva del cuello ajeno, llenándose los pulmones de ese dulce aroma a vainilla tan reconfortante. Los latidos del corazón de su amado retumbando contra su pecho lograron aplacar sus ansias.
