|CAPÍTULO 11|

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Solo escuchaba las voces de hombres en la sala de juntas, sus murmullos, exclamaciones y la manera tan grotesca que se dirigen a las mujeres del burdel de Nick llamandolas "zorras", "putas" la sala de junta y de pronto hablo Christopher:

—Espero poder verlos a todos en el evento.

—Te notas tan misterioso —comenta un hombre de voz gruesa—¿Llevarás algún acompañante contigo?

—Nick dijo que tienes una nueva puta —soltó Farmer—había escuchado una vez su nombre.

Solo escuche risas y la que más resonaba era la de Nick.

Al escuchar a ese idiota llamarme de esa manera me dio unas ganas de entrar a la sala de juntas y ponerlo en su lugar...

Pero sabía que si entraba y le plantaba tremenda cachetada no solo me metería en problemas por irrumpir en la sala sino que quizás Christopher me castigaría por golpear a unos de esos hijos de perra.

Decidí irme de allí odiaba escucharlos hablar de esa forma no solo de mí sino de las demás mujeres que tal vez estaban ese espantoso lugar en contra de su voluntad.

Susan, Melissa y yo habíamos quedado de ir a almorzar a un restaurante no muy lejos de aquí me las encontre al ir a retocar mi maquillaje en el sanitario. Las tres nos hicimos muy buenas amigas a veces suelen contarme chismes de algunos de los socios de Christopher como la de Farmer que estuvo a punto de quedar en bancarrota debido a su afición al casino y por otro motivo más que solo sabe Nick.

Quizás su esposa no tiene la menor idea de que se acuesta con jovencitas y que no es tan fiel como ella cree.

Habíamos llegado al pequeño restaurante con aspecto rústico decorado con un montón de macetas de plantas de diferentes especies y flores de todos los colores,tanto las sillas como las mesas eran de madera y sillones de madera. El techo lo cubría un cristal y lo sostenía metales, el lugar estaba iluminado por las luces que colgaban del techo y por parte del atardecer, de el también colgaban macetas de enredaderas.

Al sentarnos él mesero ya nos estaba entregando nuestro menú y después de elegir nuestro platillo regreso a tomarnos la orden.

Susan ordeno chop suey de pollo, Melissa pidio unos tacos de pescado empanizado y yo ordene pasta alfredo con pollo y para beber un jugo de piña.

—¿Estás loca cómo vas a pedir un mojito?—le espetó a Susan.

—Una vez llego un poco pasada de copas al trabajo, Christopher casi la corre.

—Pero no lo hizo por mi hijo —termina de decir Susan.

Susan se ve un poco mayor que yo como unos veintinueve.

—¿Tienes un hijo?

Asintió.

—Jane no creas que siempre llego ebria al trabajo —susurro y bajo la cabeza avergonzada—, no estaba pasando un buen momento el padre de mi hijo nos abandono por...

—No te preocupes Susi, yo no pienso mal de ti.

La interrumpí sabía la respuesta el idiota de su marido la dejo por otra mujer...

La desecho como si ella no valiera nada junto a su hijo.

Nos quedamos en silencio y el mesero ya venía con nuestra orden.

Yo dí mi primer bocado cuando Susan hablo:

—Cumplirá ocho años el domingo —comento—, así que están invitadas al cumpleaños de Henry.

Pasión [En Proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora