|CAPÍTULO 18|

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Jane

Había un contrato sobre el que Christopher había sido particularmente reservado. Este contrato, en particular, estaba destinado a cerrar una de las negociaciones más importantes dentro de la compañía.

Christopher llegó puntual. No intercambiamos más que un cordial saludo antes de que él ingresara a su oficina privada. Lo seguí a su oficina, tenía en mis manos un portafolio con documentos dentro que necesitaba revisión antes de la junta programada a las nueve en punto de la mañana.

—Jane, necesito que prepares los documentos para la firma del contrato con los italianos —dijo sin apartar la vista de la computadora.

—Sí, señor.

Revisaba nuevamente el contrato, no podía centrar mi atención en algunas cláusulas que parecían inusualmente peligrosas. Implicaría poner en riesgo a la empresa si algo salía mal.

—Señor, he notado algunas cláusulas en el contrato que son relativamente sospechosas —dije con cuidado, eligiendo adecuadamente las palabras.

Christopher me miró, su mirada era intensa, como si evaluara cada palabra que había dicho y tomó el portafolio que tenía en mis manos.

—¿Qué cláusulas?—preguntó, mientras leía el contrato.

Me incliné ligeramente sobre su hombre, señalando las secciones que me preocupaban. Christopher dirigió su vista en ellas, leyendo en silencio.

—Buen ojo, Collins —dijo finalmente después de un largo silencio. No solía elogiarme abiertamente en lo laboral, pero este reconocimiento significaba un avance—. Necesito que me hagas un informe completo sobre cláusulas. No quiero dejar nada al azar.

—Sí, señor pero la reunión es dentro de dos horas.

—Mierda —murmuró—¿Eres capaz de realizar el informe ahora?

¿Soy capaz de tener un informe completo antes de la reunión?

Implicaba demasiado tiempo y concentración.

—Creo... Creo que sí —balbuceé.

Asintió y tiró el portafolio sobre la mesa. Tomé el portafolio y salí de su oficina para ponerme a trabajar en el informe.

***

Christopher confiaba en mí para revisar este informe y no podía permitirme tener algún error.

Comencé a leer la cláusula 15. 3 nuevamente. Algo en ella estaba mal, aunque no era evidente.

"El socio italiano tendrá la facultad de aprobar cualquier cambio significativo en la operación diaria de las nuevas propiedades"

Fruncí el ceño. Subraye con un lápiz esa frase.

Parecía algo sin importancia pero para Christopher todo era de suma importancia, incluso hasta los pequeños detalles.

Esa redacción le daba poder a los italianos, un poder de socavar la autonomía de Christopher en el mercado asiatico.

Mientras revisaba el contrato, encontré una serie de compromisos financieros que me causaban inquietud. La cláusula 22. 7 redacta que si los hoteles no alcanzaban un cierto umbral de rendimiento durante en los dos primeros años, la empresa estaba obligada a pagar una gran suma compensatoria a los socios italianos.

Esto es peligroso, tengo que advertirle a Christopher.

Implicaba un riesgo enorme, especialmente en mercados asiáticos ya que la competencia era grande y las economías cambiaban de un momento a otro. Tomé nota de las cláusulas, sabía que Christopher no le temía a los riesgos, pero esto implicaba un gran riesgo, incluso para él y su empresa.

Pasión [En Proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora