Jane
Me desperté porque comencé a sudar, me levanté y tire el chaleco de Christopher que cubría mis pechos desnudos. Él ya no estaba, se había ido.
Comencé a vestirme y abroche mis zapatillas en busca de Christopher, salí de la habitación y camine hacia el gran pasillo estrecho, llegué a la habitación principal, mire el reloj acababan de dar las doce en punto, de pronto sentí una sensación extraña, comencé a temblar y a tener frío.
Escuché a un niño llorar.
De seguro era Denver, quizás no éramos los únicos que se quedaron a dormir en casa de sus padres.
Dejo de llorar y comenzó a suplicar.
—Por favor, padre...
Su voz sonaba rota y cansada.
—Cierra la boca, maldito bastardo —gruño un hombre.
—Me lastimas, padre —jadeo y algo se impacto sobre algo—. ¡Ahhh!
¿Qué habrá sido eso?
Corrí asustada por todos lados en busca del niño, las voces provenían de una habitación alejada de la sala principal, la puerta estaba entreabierta y era alumbrada por luces opacas, había prendas tiradas en el suelo.
¡Dios mío, no puede ser!
—¡No!—grite pero ellos parecían no escucharme.
Él chico estaba tumbado boca abajo sobre una mesa su cuerpo estaba lleno de marcas, como si lo hubieran azotado con látigos, él lloraba desconsoladamente y él hijo de puta que lo había golpeado de una manera brutal, no estaba, de pronto lo ví, no veía su rostro pero notaba que estaba apoyado sobre el marco de la puerta con solo usando unos vaqueros de mezclilla llenos de sangre, tanto como su torso desnudo, también lleno de sangre y sudor.
—¿También quieres terminar así, Jane?—gruño.
Sobresalté asustada, temblando.
¿Acababa de decir mi nombre?
Dirigí mi mirada hacia su voz, escuché pasos y lo ví, era él. Era él padre de Christopher.
Él chico gimoteaba.
—¡Vete, Jane!—grito él chico mientras su padre sostenía un cable con tiras despegadas—¡Huye, Jane, no dejes que te lastime!
De pronto mi visión se volvió más clara y me di cuenta que en todo este tiempo era Scott. Scott era el niño que estaba siendo azotado por su padre, era él, no cabía duda que era él.
Desperté cubierta de sudor y gimoteando.
Sentía que la respiración me faltaba, me sentía agitada y sentía algo moverse junto a mí. Dirigí mi vista hacia mi izquierda, era Christopher.
—¿Qué sucede, Jane?—musito
—Acabo... Acabo —comence a balbucear.
—¿Qué tienes?
—Tuve una pesadilla —susurro—. Fue horrible, él era un demonio y él otro pobre pequeño... ¡Dios!
—¿Quieres contarme?
—Era tu padre, él golpeado cruelmente a Scott y yo... —sollocé—. No pude hacer nada.
—Tranquila, cariño —extendió sus grandes y musculosos brazos hacia a mí, me atrajo a su cuerpo y beso mi frente.
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Pasión [En Proceso]
DiversosJane Collins una estudiante recién graduada de periodismo se muda a la ciudad de Santa Mónica pero consigue una nueva oportunidad de empleo en un lugar bastante diferente. Luego de muchas entrevistas de trabajo, un empresario decide contratarla como...