Christopher tenía una junta muy importante con unos ejecutivos extranjeros estaban en la sala de juntas.
—Hola, ¿cómo estás?—dijo una voz masculina que me hizo sobresaltar y por poco tirar mi taza de café—. Tú debes ser Jane, la asistente de Christopher, no es así?—Estoy bien y sí soy su asistente.
Sonrió y me estrechó su mano, la tomé y respondí su saludo.
—Soy Kenneth Brown, un placer conocerte.
—El placer es mío —le devolví la sonrisa.
—¿Cuánto tiempo llevas trabajando para Christopher?
—Casi un mes.
—Espero no te hartes pronto de él —soltó una risita—, sus anteriores asistentes renunciaron al puesto en unos cuántos meses —confesó.
¿Qué tenían que ver sus anteriores asistentes conmigo?
—¿A qué se refiere?—cruce los brazos y enmarque una ceja atónita.
—Hubo un rumor que él obligaba a sus asistentes a hacer cosas que ellas no querían y que andaba metido en cosas muy turbias.
Me pregunta si él sabía que Christopher lavaba dinero y a la trata de personas… Que era un hombre peligroso y que todos tenían por qué temerle.
—¿Podría ser más breve?
Él sospechaba pero no sabía realmente la verdad.
—Tienes una cara angelical y él es el diablo en persona. Es mejor que te alejes de él — replicó—. No es un tipo de fiar y tú pareces una buena chica, demasiado buena para su gusto.
Me miró de reojo y se despidió besando mis nudillos de mi mano.
Hice una cara de disgusto al ver qué retiraba sus labios de mi y retomaba su camino.
No sabía las siguientes atrocidades, corrupciones, delitos y asesinatos que él cometería. Si en algunos de esos me vería involucrada yo.
No podía alejarme de él y no sabía si lo que decía ese hombre era realmente en serio.
Me sumerjo tanto en mis pensamientos que no me doy cuenta que alguien me toma con brusquedad mi brazo y lo aprieta llevándome hacía otra habitación.
Gimo ante su toque.
—¿Que mierda te dijo ese maldito idiota?—su tono era fuerte y me intimidaba. Estaba furioso. Su mandíbula se puso tensa—¿Por qué te sonreía y te besaba las manos?
—¡Suéltame, me lástimas!—me queje.
Me soltó, me había apretado mi brazo que dejo una marca roja en mí.
—Lo siento, Jane. No quise lastimarte.
Me tomo de mi mentón y alza mi vista hacia él, vi como sus ojos se iluminaban y ardía la furia en él.
—¡Dime, maldición!
—Ese hombre sospecha de ti y de tus malos pasos —bufé—, dijo algo sobre tus asistentes que las obligabas…
—Eran mis Sumisas —sonrió maliciosamente—. Sospecha de mí pero es muy estúpido para descubrir lo que realmente soy.
—¿Todas eran tus Sumisas?
—¿Estás celosa, Jeanie?
Negué con la cabeza.
Mentí.
Lo estaba y no sabía porqué solo teníamos una relación de Amo y Sumisa.
—¿Quieres saber si ellas sabían mamarmela mejor tú?—inquirió.
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Pasión [En Proceso]
AcakJane Collins una estudiante recién graduada de periodismo se muda a la ciudad de Santa Mónica pero consigue una nueva oportunidad de empleo en un lugar bastante diferente. Luego de muchas entrevistas de trabajo, un empresario decide contratarla como...