◤Después de que Inés salió de su oficina, Yoongi permaneció sentado en el sofá, inmóvil, con los pensamientos dando vueltas en su cabeza como un torbellino. Se dejó caer hacia atrás, pasando ambas manos por su rostro en un intento inútil por aclarar su mente. Sus dedos se quedaron un momento sobre sus ojos cerrados, apretándolos con fuerza, como si eso pudiera borrar la imagen de la mujer alejándose con la misma determinación con la que había azotado la puerta.
Un suspiro pesado escapó de sus labios, y lentamente se incorporó, sus pies deslizándose por la alfombra sin prisa. Caminó hacia la ventana con pasos lentos, casi arrastrados, y se quedó ahí, mirando la calle desde las alturas. Afuera, el bullicio de la ciudad seguía su curso, indiferente a su estado de ánimo. El tráfico matutino se movía con pereza, y algunos transeúntes cruzaban apresurados antes de que el semáforo cambiara.
Yoongi apoyó una mano en el marco de la ventana, mientras con la otra jugueteaba con uno de sus auriculares aún colgando. Sus ojos buscaron, casi por inercia, la cafetería que mencionó Inés. En la distancia, la pequeña figura de la mujer apareció cruzando la calle. La observó caminar con la misma gracia natural que había notado otras veces: la cabeza alta, los hombros rectos, y ese ligero balanceo de sus caderas que parecía involuntario, pero que le resultaba hipnótico.
Inés llevaba una falda ajustada que ondeaba apenas con la brisa, y sus tacones resonaban sobre el pavimento. El cabello, sin recoger, caía libre sobre sus hombros, meciéndose con cada paso. Yoongi sintió un nudo incómodo en el estómago al verla, como si esa distancia entre ambos fuera más grande de lo que él podía soportar.
Cuando la vio empujar la puerta de cristal y desaparecer dentro del establecimiento, un pensamiento incómodo lo invadió: no se trataba solo de perder su atención profesional, sino algo más. Inés no era como las demás mujeres con las que había estado. Ella no le daba segundas oportunidades ni excusas para sus errores. Era como un espejo que lo obligaba a enfrentarse a lo que realmente era, y eso lo irritaba tanto como lo fascinaba.
Se quedó ahí unos segundos más, la mandíbula tensa, sintiendo una mezcla de frustración y deseo. ¿Por qué diablos le importaba tanto lo que ella pensara? Siempre había manejado las relaciones a su conveniencia, sin mirar atrás. Pero con Inés... todo era diferente, más complicado.
Giró sobre sus talones, volviendo al interior de su oficina. La sensación de vacío en el estómago seguía ahí, como una advertencia silenciosa de que, esta vez, no se trataba solo de una aventura más.
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◤YOONGI
Soy un estúpido. No tendría por qué sentirme mal. Soy un hombre libre, sin ataduras, sin compromisos. No debería afectarme que Inés me encontrara en esa situación con Makoto Yamamoto, la nueva ejecutiva de marketing. Solo fue un momento sin importancia, algo pasajero. Pero entonces, ¿por qué sigo dándole vueltas? Me paso una mano por el cabello, frustrado. No puedo dejar que esto me afecte más de lo necesario. Inés no es más que mi asistente, nada más. No hay razón para sentir este malestar en el pecho.
Decido distraerme. Me iré a comer. Necesito salir de esta oficina antes de que el silencio empiece a devorarme. Busco mi celular en la chaqueta con la intención de llamar al reptiliano de Jungkook. Seguro tiene alguna anécdota divertida que pueda sacarme de este humor de mierda. Justo cuando estoy a punto de marcar su número, el móvil vibra en mi mano: un mensaje de mi primo Hyunjin.
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𝗟𝗔 𝗦𝗘𝗖𝗥𝗘𝗧𝗔𝗥𝗜𝗔
Fanfiction⚠️21+🔥 Única comedia romántica del Miniverso. Después de un desamor, Inés acaba de mudarse a otro país con su mejor amiga para intentar empezar de nuevo. En busca de nuevos sueños y metas, consigue trabajo como secretaria en una de las mayores empr...