La mañana había empezado, una luz molesta iluminaba la habitación y una alarma no paraba de hacer ruido, un chico pelinegro estaba acostado en aquella cama individual, estaba despierto pero parecía ignorar todo a su al rededor.
Luego de pasar varios minutos viendo a la nada, decidió levantarse, exhausto incluso si no había comenzado el día, su caminar era cómo el de un zombi, lentl y desganado, arrastando los pies pues nisiquiera sentía energía de moverlos.
Alex se paró frente a un espejo en el que se veía por completo su cuerpo, su cabello obscuro caía hasta sus hombros y estaba desalineado, tenía ojos café muy obscuro, casi negro, carentes de emoción alguna más que cansancio, bajo sus ojos había unas predominantes ojeras y su piel era bastante pálida, sus brazos estaban destrozados por cortadas profundas, algunas estaban cicatrizando y otras se notaba que estaban frescas aún, detras de él solo había una desordenada habitación, con basura de frituras o latas de bebidas energéticas tiradas por el suelo y una que otra mancha de sangre.
Quackity odiaba ver su rostro en aquel espejo, pero era inevitable, cada mañana tenía que verse para cambiarse y peinarse, dos actividades que nisiquiera le gustaban.
- "Por qué tengo que arreglarme? Eso no ocultará lo horrible de mi" - Dijo para si mismo el joven pelinegro.
Mientras se arreglaba veía su cara con disgusto, no duró mucho hasta que las lágrimas comenzaron a caer de sus ojos, los cuales le ardían pues en la noche había llorado hasta quedarse dormido, odiaba a la persona frente al espejo, casi golpea aquel espejo del enojo pero se detuvo, en aquel espejo había pegado un papel con la frase que su madre le repetía cada que se equivocaba
"Está bien, inténtalo de nuevo"
El golpe paso del espejo a su propio rostro, provocando que la sangre de su nariz comenzara a chorrear junto a sus lagrimas, se sentó en el piso mientras abrazaba sus piernas y comenzó a llorar y sollozar, odiandose a si mismo por ser "débil" según él.
Luego de unos minutos llorando Quackity se levantó, su mirada cruzó una vez más con aquel espejo, solo para darse cuenta de la sangre seca en su rostro y en su ropa, su cabello se despeino de nuevo por el pequeño ataque que tuvo antes, para taparlo solo tomo un gorro y lo puso en su cabeza, cómo cada día lo hacía.
Se dirigió a la cocina, ahí estaba, en el centro de la mesa un cuchillo cubierto de sangre y la cocina hecha un desastre, completamente llena de manchas de sangre, aquel departamento apestaba a sangre pero Quackity no lo notaba, sus ojos volvieron a llorar al ver el cuchillo, pero solo lo escondió de su vista.
Quackity abrió su refrigerador buscando que comer, pero el simple aroma de la comida le provocó nauseas, definitivamente no comería ese día, aunque de todas formas, no es cómo si acostumbrara comer, por lo que solo se sirvió una taza de café sin azúcar y ese fue su desayuno.
Cuando Quackity acabó esa taza de café, la dejo sobre la mesa y tomó su mochila y llaves, abrio la puerta del departamento y salió camino a su escuela.
Todo el mundo se le quedaba viendo a la mancha de sangre en la ropa de Quackity, pero el nisiquiera notaba a las personas a su al rededor, su mirada estaba vacía y dija en el suelo, el solo hecho de ver a alguien a los ojos lo hacía llorar.
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⛈ :: 𝙄𝙩'𝙨 𝙤𝙠, 𝙩𝙧𝙮 𝙖𝙜𝙖𝙞𝙣 - 𝙌𝙪𝙖𝙘𝙠𝙗𝙪𝙧 ˚。 𖠗
Romans˗ˏˋ ☁️ 𝘈𝘭𝘦𝘹 𝘘𝘶𝘢𝘤𝘬𝘪𝘵𝘺 𝘔𝘢𝘭𝘥𝘰𝘯𝘢𝘥𝘰, 𝘶𝘯 𝘦𝘴𝘵𝘶𝘥𝘪𝘢𝘯𝘵𝘦 𝘥𝘦 𝘶𝘯𝘪𝘷𝘦𝘳𝘴𝘪𝘥𝘢𝘥 𝘺 𝘱𝘢𝘤𝘪𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘥𝘦 𝘥𝘦𝘱𝘳𝘦𝘴𝘪ó𝘯, 𝘤𝘰𝘯𝘰𝘤𝘦𝘳á 𝘢 𝘶𝘯 𝘤𝘩𝘪𝘤𝘰 𝘵𝘢𝘯 𝘢𝘭𝘦𝘨𝘳𝘦 𝘤ó𝘮𝘰 𝘦𝘭 𝘴𝘰𝘭. "𝘵𝘢𝘭 𝘷𝘦𝘻 é𝘭 �...