Capítulo 14: La libreta.

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Han pasado ya 4 días desde que llegamos a Princess Park y creo que han sido los más felices de mi vida.
Solo estar con Louis hace que sonría por mucho que lo evite. Él simplemente era perfecto.

—¿Seguro que quieres entrar solo?—pregunté a Louis enfrente del bar.—Puedo acompañarte si quieres.

—Gracias Harry pero creo que lo mejor será que entre yo solo...

Se le notaba nervioso y con muchas dudas, no me podría imaginar estar en su lugar. Ver a tu padre biológico que te abandonó de pequeño no debe ser lo mejor.

—Está bien, iré al centro comercial de enfrente y compraré unas cuantas cosas, si necesitas algo porfavor llámame, ¿vale?—le dije.

Louis asintió y se despidió de mi entrando al bar. Esperé a verle entrar y luego me alejé hacia las tiendas.

Ese día llevaba una chaqueta azulada que resaltaba sus ojos y un beanie gris que le presté porque la noche anterior perdió el suyo cuando fuimos a dar un paseo.

Subí toda la calle arriba sin ningún sentido en particular hasta que me llamó la atención un escaparate de muñecas. Me recordaba a aquella muñeca que mi padre rompió delante mia cuando era pequeño...se que fue hace mucho tiempo pero igualmente esas imágenes en mi mente no se borraban por mucho que quisiera.

A mi lado había un niño de unos 6 años mirando la misma muñeca del fondo. De alguna forma él me recordaba a mi yo de pequeño.

—¿Te gusta?—le pregunté al niño.

Él no respondió, se quedó avergonzado mirando al suelo.

—Ey, no deberías avergonzarte por tus gustos, cada uno es diferente y eso no es malo.—le dije.

El niño subió su mirada hacia amí y me sonrió.

—¿La quieres?—pregunté devolviéndole la sonrisa.

El niño de pelo rubio asintió feliz.

—Esperame aquí.—le dije entrando a la tienda para comprar la muñeca.

Pagué con el poco dinero que tenía y la recogí con una bolsa y un lazo rojo de regalo.

Salí de la tienda y el niño seguía ahí esperándome.

—Toma.—dije tendiendole la bolsa con mi mano derecha.

El niño me abrazó fuerte y la recogió.

—Gracias.—respondió sonriente yéndose con otro niño.

Quizá yo de pequeño no tuve la oportunidad de jugar con esa muñeca pero se que ese niño si la tendrá.

—De nada, feliz navidad.—dije despidiéndome.

Después de eso me sentí como liberado, como si el destino hubiese querido que yo ayudase a ese niño, como si hubiera nacido para ayudarle.

El teléfono me sonó y lo cogí.

—¡Hola Harry!—exclamó Taylor.—Hace unos días que no hablamos y pensé que quizá te gustaría conversar sobre algo o simplemente contarme como te va allí.

—Hola Taylor.—respondí contento al escuchar su voz.

Realmente ella me comprendía y mucho, siempre me ayudaba. Al principio pensé que esto de los psicólogos no era necesario o solo para gente loca pero realmente ahora pienso lo contrario, todos deberíamos hablar por lo menos con un psicólogo alguna vez solo para desahogarnos y sentirnos un poco mejor.

—Estoy bien, ¿Y tu?—la pregunté.

—Me alegro de escuchar eso, pareces muy feliz.—respondió Taylor.—Yo también estoy genial, ¿que tal con tu amigo Louis?

182 díasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora