❝Desire Of Love❞『•MinSung•』

17

―¿Por qué están tan sonrientes? ― la mujer giró sobre sus tacones y el vuelo del vestido floral la hizo ver tan hogareña y cálida como siempre.

Las galletas fueron dejadas en la mesa con delicadeza, era una tarde de domingo demasiado cálida como para perdérsela. Por ello, decidieron pasar el atardecer en el pórtico trasero con galletas y té.

―MinHo consiguió un nuevo empleo — exclamó tomando un par de galletas con su pequeña mano.

SiYeon volteó sorprendida hacia su hijo y sonrió en grande, limpiando sus manos en su delantal para rápidamente abrazarlo.

Conectaron ambas miradas verdes y se sonrieron ligeramente.

―Es una gran noticia, MinHonnie — apretó su mejilla izquierda mientras él reía junto a JiSung.

―No me llames así, mamá ―dijo avergonzado.

La mujer llevó una mano a su pecho luciendo exageradamente ofendida―. ¿Yo no puedo, pero Sunggie sí? ¡Eres un mal hijo!

JiSung trató de ocultar su sonrisa por el evidente rubor color melocotón de MinHo. Aunque nunca había llamado al chico de esa forma, excepto... bueno, aquella noche. Se sonrojó un poco.

Han pasado tan sólo unos días desde aquella conversación y todo entre la pareja ha mejorado considerablemente. JiSung tiene mucha más confianza en él y viceversa, además de que fueron juntos a la última revisión del embarazo, lo que fue tan emocionante que el pelinaranja pareció terminar llorando. Claro, pensó que nadie se había dado cuenta, pero él lo notó y después de eso llegaron besos y palabras bonitas.

―Oh, iré por el té, ya vuelvo ― desapareció girando en sus bajos tacones.

MinHo tomó asiento en la silla de madera y posó sus antebrazos en la pequeña mesita. Sus ojos recorrieron el descuidado jardín, pensando en todo y en nada. Porque a pesar de todos los pequeños momentos dulces que han llegado luego de aquel día, sigue sin haber un título que él pueda utilizar para describir su relación.

¿Son pareja? ¿Qué quiere ser JiSung de él? ¿Qué quiere él ser de JiSung?

Esas preguntas atormentan su cabeza en los momentos más lindos, cuando esos ojos tan relucientes como el sol mismo le expresan amor. Una cálida y pequeña mano con algunas migajas tocan su mano.

―MinHo, ¿estás bien?

―Creo que debemos hablar... ― tomó la mano del menor y la limpió de las migajas para dejar un beso allí.

Pequeños gestos que le decían tanto al castañito, quien ahora está ligeramente sonrojado y tímido. Sin duda, MinHo le hace sentir cosas que nunca antes había experimentado.

―¿Hablar?―MinHo asintió muy tranquilo―. ¿Sobre qué?—inclinó su cabeza hacia un lado, confundido, mientras sus manos acariciaban su abultado vientre.

―Sobre nosotros.

JiSung estuvo a punto de contestar, pero SiYeon entró con una nueva jarra de té helado.

―Aquí está―exclamó, dejando la jarra en el centro de la mesa rectangular mientras tomaba asiento―. Ahora sí, podemos disfrutar con calma.

Nada como la brisa de verano y conversaciones tranquilas entre SiYeon y JiSung, con MinHo aportando unas cuantas palabras o monosílabos mientras su vista estaba centrada en el jardín. El ambiente era tan hogareño que las horas pasaron volando hasta el anochecer.

Cuando la noche cayó, SiYeon y JiSung entraron a casa porque él debía estar calentito, según las palabras de la mujer. Mientras tanto, MinHo recogía la mesa y las sillas para depositarlas dentro de casa, dándole un último vistazo al descuidado jardín y prometiendo: “Algún día lo dejaré tan bonito como hace tantos años, cuando era un niño y pasaba sus días en ese verde lugar”.