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La mudanza resultó sencilla, a pesar de todo. MinHo y SiYeon acomodaron todo antes del atardecer de ese día, terminando cansados. El descanso de ambos, con la compañía de JiSung, fue en el patio trasero, con el viento del casi verano llenando sus exhaustos cuerpos.

―Cariño, ya debemos hacer la cena ― avisó la mujer a su hijo con una sonrisa. SiYeon siempre tan alegre y energética como siempre.

El mencionado bufó, dejando su pequeño y casi escaso descanso atrás, levantándose para ir detrás de su madre. JiSung lo observó cuidadosamente, aún bebiendo de su jugo en caja sabor cereza. Notaba el cansancio en sus movimientos.

JiSung tomó el extremo de su camiseta negra antes de que cruzara el marco de la puerta trasera, haciéndolo voltear casi por completo y ver confundido a su pequeña persona. Soltó una risita tímida, dejando su caja de jugo en el suelo y volviendo a mantener la espalda recta, alzando un poco la cabeza para poder verlo mejor.

―Tú descansa, yo ayudaré con la cena, ¿sí? ― pidió con su suave voz, sus ojos dorados encontrándose con los verdes del más alto, sintiendo la intensidad de la mirada.

Le regaló una sonrisa con las cejas levemente arqueadas, que transmitía su cariño y preocupación con un solo gesto. MinHo fue el primero en cortar el contacto visual. El castaño sostuvo la expresión pese a eso.

Él asintió, cerrando los ojos luego de un momento, viéndose aún más cansado que antes, a los ojos del menor. Él había hecho la mayoría del trabajo ese día, por lo tanto, se merecía un descanso. Además, él también debía aportar en algo y no poner en riesgo su embarazo. Preparar la cena no era la gran cosa de todas formas.

―Está bien, pero con cuidado ― habló serio, casi arrugando el ceño.

―Lo tendré, tú sigue descansando, Lee.

Así hizo, tomando asiento en el pasto una vez más. JiSung caminó hasta la cocina respectivamente. La cena estuvo lista en poco tiempo. SiYeon fue hacia el patio trasero para levantar a su hijo, pues al parecer, se había quedado dormido en el pasto donde lo dejaron.

―Huele delicioso... ― dijo en un bostezo, estirando los brazos hacia arriba. Su camiseta negra se alzó por la acción, mostrando sus abdominales marcados.

¿Acaso hace ejercicio y yo no lo sé?

Pensó JiSung mientras mordía su labio nervioso y apartaba la vista, tratando de disimular el calor en su cuerpo. Lo cual fue fácil con MinHo tan cansado y somnoliento. Posó su pequeña mano en la notoria curvatura de su vientre, por encima del jersey celeste, mientras que la otra servía como abanico para su acalorado rostro, dirigiendo su atención nuevamente hacia la mesa, donde los platos y cubiertos estaban en su lugar.

Asintió para sí mismo desde la cocina cuando todo estuvo listo. Tomaron asiento alrededor de la mesa y comieron con tranquilidad.

El reloj marcó las diez de la noche, y supo que era hora de dormir cuando los platos, cubiertos y ollas estuvieron limpios y siendo guardados por MinHo. SiYeon secó sus manos con una pequeña toalla, despidiéndose de los chicos y dirigiéndose a su habitación, cansada por el ajetreado día.

El castañito siguió al pelinaranja cuando él empezó a subir las escaleras, luego de apagar todas las luces y asegurar la puerta y ventanas. Pronto llegaron en frente de una puerta marrón bastante común, pero MinHo se quedó quieto, observándola con nostalgia sin dignarse a abrirla.

Podía recordar las veces que cruzó aquella puerta, hace tanto tiempo y casi toda su vida. Recordaba cuando llegaba exhausto de la universidad, abría aquella puerta y se tiraba a su cama, cansado pero satisfecho. Nunca creyó que extrañaría tanto esa puerta, su habitación, su hogar.

❝Desire Of Love❞『•MinSung•』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora