Ryunosuke
De acuerdo. Muy impresionante, había que admitirlo. El Pich era el mejor local que había visto en mi vida. Era enorme, los efectos de los focos eran increíbles, la música no estaba mal. Hombres en su mayoría, como la mayor parte de las personas que bailaban, se metían mano, se drogaban, se emborrachaban y demás… cosas.
Y todos maricones.
Era interesante, no podía negarlo. Ese nuevo ambiente me puso el vello de punta nada más entrar, pero una vez pasada la primera impresión, quería ver más. Tal vez fuera por lo que me había drogado dos minutos después de entrar.
Anduve dando empujones y quitándome tipos de encima hasta encontrar la barra, dónde supuestamente, Atsushi estaría esperando para llevarme hasta el dueño del local y firmar el “tratado corrupto”.
La velocidad a la que se movían los focos me descolocaba y el movimiento apresurado me mareaba. Era algo fascinante. Cuando por fin llegué a la barra dando empujones, busqué a Atsushi con la mirada desbocada. No podía dejar de sonreír como un idiota.
-¡Hola! – un tipo me gritó prácticamente al oído. Me giré y observé con sarcasmo en la mirada los pectorales desnudos y los movimientos medio sensuales del marica. - ¿Quieres bailar? – me entró la risa tonta cuando vi acercarse a tres más, acorralándome contra la barra con miradas de perros hambrientos. Esto era surrealista.
-¡No, gracias! ¡Ya tengo maricón al que joder! – le di la espalda y me encaré a los demás, empujándolos con mi cuerpo. - ¡Dejen respirar! – los empujé y justo detrás de ellos, vi la mata de pelo blanco inconfundible de Atsushi, que coqueteaba descaradamente con un chico moreno con pinta de santo. No tendría más de dieciséis años. La escena me hizo gracia. Nunca había visto a Atsushi enrollándose con un hombre, aunque sabía que lo hacía casi todas las noches.
Me emperché a su espalda, abrazándole los hombros y pegando mi boca a su oído. -¿Cómo está mi maricón favorito? – enseguida pegó un brinco y se despegó del chico, sobresaltado.
-¡Mierda, Ryu, que susto!
-¡Susto el mío viéndote metiendo mano en cuerpos ajenos! ¡A saber en que cosa más la habrás metido! – se dio la vuelta, analizándome con una ceja alzada, dándole la espalda al cachorrillo en vía de crecimiento. - ¿Qué pasa? ¿Parezco un maricón?
-¡No, pareces el único tipo que merece la pena entre tanto marica afeminado!
-¡Oh, me siento halagado!
-¡Pues no te lo sientas tanto! – Atsushi se inclinó sobre la barra, cogió el vaso medio vacío que reposaba sobre la mesa y se lo bebió de un sorbo. - ¡Estoy molesto contigo! ¡Ya no eres mi amigo! – hice una mueca dramática con la cara, fingiendo que me importaba.
-¡No!
-¡Sí, te odio, Ryunosuke!
-¿Por qué? – Atsushi se rió, apoyando los brazos sobre la barra, mirándome con la boca entreabierta.
-¡Conoces a Chuuya desde hace apenas un año y te lo has cogido, y a mí, que me conoces de toda la vida, no me has dejado ni hacerte una mamada! ¡Muy bonito! – no pude evitar soltar una carcajada estridente.
-¿Quién te lo ha dicho?
-¡Chuuya, claro! ¡El pobre no sabe que hacer después de que te lo beneficiaras! ¡No sabe si lo hiciste porque te gustaba o por liberar estrés! – bueno, me lo imaginaba. Otra cosa era que me importara. -¿Te gusta Chuuya?
-¡No! ¡Me lo follé pensando en…!
-¿Tachihara? – la sonrisa estúpida se me borró de la cara en cuanto oí su nombre. Atsushi sonreía de oreja a oreja, regocijándose por dentro tras el descubrimiento. Entonces me di cuenta de que esa noche tenía muy pocas luces como para que se me fuera la lengua.
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Mío para abandonar.
Fanfiction[Segunda temporada de "Tuyo para jugar"] Ryunosuke en Kawasaki vuelve a su vida delictiva, sin darse cuenta de lo mucho que necesitara a Tachihara en su camino. Por otro lado, Tachihara se encuentra sumergido en una profunda soledad. Ya no puede apo...