Ryunosuke
-Joder, Ryunosuke… estás como una maldita cabra… - Se rió entre mis brazos, empezando a forcejear conmigo en cuanto entramos en su cuarto y lo aplasté el cuerpo con las manos, cerrando la puerta y apoyándome en ella de espaldas.
El ruido que hacía la familia al completo se escuchaba desde abajo. Esas mellizas que me habían confundido con el hombre del saco, la madre de Tachihara, es decir, mi madre, hablando con las tías que no conocía, Ougai hablando de deportes con los hombres… así que eso era una familia ¿eh? No me interesaba.
Sólo me interesaba Tachihara.
Yo ignoraba la multitud con suma facilidad, de hecho tampoco me habría importado mucho tenerlos delante en aquel momento, abrazando a mi muñeco, hundiendo mi boca en su nuca saboreando uno de sus tatuajes. Era bastante exhibicionista. Pero Tachihara no…
-¿Por qué no dejas de temblar? – murmuré. Estaba muy tenso, lo notaba.
-No… no quiero hacerlo aquí. De sólo imaginarme que todo el mundo está abajo… me pongo enfermo.
-Así que ese es el problema. Muñeco, eres un auténtico cobarde.
-Cállate. – se revolvió entre mis brazos, molesto. Lo solté, agarrándole del brazo enseguida y volteándolo hacía mí, quizás demasiado brusco. Siempre me olvidaba de lo jodidamente delicado que era el muñeco.
-Dime… ¿Hay alguna ley que prohíba el incesto consentido entre hermanos del mismo sexo? – Tachihara hizo una mueca con la cara, algo parecido a un puchero de niño pequeño. Hum… muy tentador…
-No… no exactamente.
-¿Entonces por qué se supone que el hecho de que sea yo quien te la meta por el culo está mal?
-Porque… - se quedó pensativo unos segundos, dándole vueltas a la cabeza. – Porque está mal visto por la sociedad. Nos tomarían por depravados sexuales y nos marginarían como si tuviéramos la peste. Nos llevarían al psicólogo porque… no es normal… - El muñeco agachó la cabeza, con el ceño fruncido y los ojos brillantes. Me incliné hacía delante, buscando su mirada resplandeciente entre su melena con una sonrisita en la boca.
-¿Por qué no es normal? ¿Por qué nadie lo hace? ¿O por qué no tienen necesidad de hacerlo?
-¿Qué quieres decir? – me miró con una ceja alzada, consternado. Lo agarré de la cintura, pasando mis manos por el filo de su camiseta y empecé a subírsela lentamente, acariciando con la palma de mi mano toda su piel blanquecina, su torso levemente marcado.
-Se crían juntos desde pequeños… los padres tienen unos ideales anti incestuosos en la cabeza que le transmiten a los niños desde su nacimiento… - mi muñeco alzó los brazos, mientras le sacaba la camiseta y la dejaba caer al suelo. Su expresión seguía siendo la de un niño pequeño enfadado porque se había quedado sin dulces. Me parecía una expresión digna de una estrella porno. –La unión, la convivencia y la educación por parte de los padres hace imposible que los hermanos se vean como algo más y… - le atraje hacía mí dándole un ligero tirón del cinturón de sus pantalones. Tachihara apoyó las manos en mi pecho con suavidad. – No se necesitan el uno al otro.
-¿Tú me necesitas a mí? – ¿Qué clase de pregunta era esa? ¿Y qué clase de respuesta era la correcta para evitar compromisos? Sonreí y le arranqué el cinturón de los pantalones, abriendo la boca mientras me inclinaba hacía delante y le mordía el cuello, empapándole la piel con mi saliva y succionando su carne con fuerza, mordiéndola y lamiéndola con la lengua. El Muñeco se encorvó hacía atrás, extasiado. – Hum… - introdujo las manos bajo mi camiseta, acariciándome los abdominales con las yemas de los dedos, paseando sus uñas por ellos, arañándome, subiendo hasta agarrar a dos manos los músculos de mi pecho. No se estaba concentrando. Aún le faltaba fogosidad, aún estaba tenso.
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Mío para abandonar.
Hayran Kurgu[Segunda temporada de "Tuyo para jugar"] Ryunosuke en Kawasaki vuelve a su vida delictiva, sin darse cuenta de lo mucho que necesitara a Tachihara en su camino. Por otro lado, Tachihara se encuentra sumergido en una profunda soledad. Ya no puede apo...