Universo Alterno: Vegeta y Bulma se conocen en la escuela Shun Zu, ella siendo una estudiante y el un profesor, el amor nace entre ambos. Ella en parte por su pasado no acepta sus sentimientos y el por orgullo y por su ética como maestro.
La peliazu...
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POV Bulma.
Corro rápidamente por los pasillos de la preparatoria, llegué algo tarde, ya que me desvelé "hablando" con mi madre, creo que de alguna manera la siento conmigo, puede que no me escuche o puede que si...
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Lo bueno es que Bardock se había encargado de todo y la decano le dió mis horarios y un pequeño mapa para saber cómo llegar a mis clases. Detuve mi pasó frente a una puerta marrón, suspiré y la abrí, lo primero que ví fue los ojos de mis nuevos compañeros observarme y diciéndome con la mirada que había llegado muy tarde, cuando la abrí por completo, me quedé un poco atónita ante lo que ví.
—Señorita, ¿Se le ofrece algo?—su voz es tan hipnotizante, ronca y sexy.
Junto al pizarrón blanco había un profesor moreno, pelo negro en forma de flama, es como si la gravedad no existiera en el, de estatura no muy alta y lo que me impresionó es que a pesar de eso, se veía tan jodidamente intimidante, pero eso no le quitaba lo atractivo.
—¿Acaso está perdida?—nuevamente su voz me trajo a la realidad y sacudí mi cabeza, al tiempo que sentía mis mejillas rojas, de seguro me quedé como una imbécil mirándolo.
—Yo... Eh...
Vamos Bulma no actúes como una boba, no dejes que te intimide.
—Lo siento, soy nueva y me perdí por la preparatoria, ¿Podría dejarme pasar?—intente sonar lo más amable posible y "tierna", ya que así siempre obtenía que lo quería.
—No, para eso le dieron un mapa señorita, para evitar este tipo de cosas, retirese, cierre la puerta al salir—su voz fue fría y demandante, lejos de intimidarme una furia nació en mi.
—¡Que injusto! Váyase a la mierda—fue lo que dije antes de darme la vuelta y azotar la puerta, para irme enojada a la cafetería, lo que alcancé a ver fue su semblante sorprendido y molesto, pero no me importa.
Obviamente todos ya estaban en sus clases, la única era yo, me senté en uno de los comedores, cerré mis ojos y me cruce de brazos, hasta que escuché unos pasos detenerse junto a mi y a una voz femenino.
