Capítulo 5: Traidores.

704 92 39
                                    

— ¿Familiares de Carlos Wolff Horner? — un doctor apareció y la enfermera, intentando ser amable, señaló al chico de ojos verdes. — Hola, soy el doctor Bianchi, estoy a cargo del caso de su esposo.

— No es mi esposo. — negó tajante, causando una expresión de sorpresa en el mayor, quien sólo asintió.

— Entiendo, estoy a cargo del caso del señor Wolff. — informó. — Afortunadamente la cirugía salió bien, ahora solo queda ver como reacciona al despertar.

— ¿Lo hará pronto? — preguntó.

— En unas horas, quizá mañana. — le informó. — Pueden ir a descansar, le llamaremos si algo ocurre.

— ¿Tendrá consecuencias? Las lesiones en su cerebro... — volvió a preguntar.

— Eso no podremos saberlo sino hasta que despierte. — le dio una mirada de disculpa. — Lo pasaremos a una habitación en un par de horas, puedo informar a la enfermera en cuanto suceda y puede subir a acompañarlo.

— Gracias doctor. — asintió Max y el joven doctor se marchó dejándolos solos nuevamente.

— Me voy a casa. — anunció Charles.

— Espera, por favor...

— Max, hablo enserio, estoy cansado, quiero irme a casa y olvidar todo esto. — lo miró a los ojos.

Nuevamente su conversación se vio interrumpida cuando una doctora se acercó a ellos, dándoles una suave sonrisa, ella sin duda era pediatra, podía distinguirla.

— Hola, soy la doctora Alina Bianchi. — les sonrió a ambos y al monegasco le pareció curioso escuchar el apellido nuevamente. — La enfermera me informó que ustedes son familiares del pequeño Mick.

— Si. — asintió Max, notando como Charles intentaba no salir corriendo de ahí.

— Bien, verán, la situación del cachorro es complicada, su lobo ya resintió el lazo roto con su madre y al ser el único lazo que tenía, pues su cuerpo está comenzando a descompensarse. — informó. — ¿Saben algo de su padre? Del alfa.

— Si, está en este mismo hospital, tuvo... Tuvo un accidente. — murmuró Max.

— ¿Está estable? Podría ser contraproducente para el cachorro conocerlo y que tenga otro lazo roto. — intentó decir con delicadeza. — Debo ser honesta, el pequeño no quiere comer, se niega a hacerlo y le hemos mantenido con un par de sueros, pero necesita de un omega, necesita sentir el cariño y la protección que ofrece.

— ¿Hay sustitutos para eso? — preguntó Max.

— No cariño, los lazos entre omegas y sus cachorros no pueden romperse con los años, perduran, debe ser alguien que esté constantemente en contacto con ella. — Sergio explicó.

— Yo soy omega, podría...

— Podríamos intentar. — asintió la doctora. — ¿Tiene alguna relación con el padre de la cachorra?

— Soy su amigo. — informó.

— Es importante aclarar algo, el lobo del cachorro es quien elige con quien enlazarse, no es algo que nosotros podamos decidir. — le sonrió. — ¿Estan en contacto con mas omegas en su grupo de amigos o su familia?

— Si, claro, puedo llamarlos a todos. — asintió Max.

— Sería lo ideal. — la doctora le sonrió. — Mientras tanto, ¿les gustaría conocerlo?

— Claro. — asintió Max, tratando de no mostrarse emocionado, no quería lastimar mas a Charles.

— Vengan conmigo. — les sonrió nuevamente a los tres.

You're Losing Me ||•Charlos•||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora