Capitulo²⁰

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— ¿Estás nervioso?

Era el día de visita para conocer a Jungkook, Jimin estaba feliz de poder hacer amistad con los compañeros de Taehyung, a simple vista parecían ser personas amigables, por eso, pese a que era alguien reservado con las personas a quienes mantenía cerca, no le desagradaba la idea de conocerlos y convivir con ellos. Esperaba poder enmendar la primera impresión que le dio a Namjoon, había actuado por puro instinto y eso le avergonzaba.

— No, realmente solo estoy ansioso. Tengo miedo de que la comida que preparé le haga mal.

— A él le gustará, además, hablaste con Namjoon previamente para confirmar que alimentos no le hacen vomitar.

— Lo sé... pero es que realmente quiero llevarme bien con su esposo.

Jimin dejó un beso en su sien y acomodó mejor el gorrito cuidando de no aplastar sus orejitas. El deseaba que Taehyung hiciera más amigos, su pareja siempre se sentía tímido e inseguro, manteniendo la sensación de inferioridad por no poder controlar sus partes animales, él no podía entender cómo alguien podía rechazar a alguien tan bello y tierno como Taehyung.

— Deja de preocuparte, estoy seguro de que todo saldrá bien — rozó levemente su nariz con la de Taehyung, sacándole una pequeña risa que hizo que su corazón se calentara.

Presionó el timbre y esperaron que atendieran. Dentro de la casa se escucharon unos pasos acelerados acompañados de un "¡Jungkook, no corras!", de Namjoon. En seguida apareció detrás del umbral un Jungkook sonriéndoles de oreja a oreja, su emoción fue rápidamente contagiada, el suave aroma a caramelo les dio la bienvenida amistosamente, invitándolos implícitamente a relajarse y confiar en el risueño omega que los saludaba eufórico.

— ¡Están aquí!

Taehyung miró sorprendido la belleza que poseía, ni siquiera la ropa de pijama y el nulo maquillaje arruinaban su apariencia. Su rostro se sonrojo levemente, sintiéndose ligeramente celoso de las facciones atractivas del omega; pómulos delicados, ojos penetrantes que le daban suavidad a su expresión y aquellos labios rosados y piel tersa hacían que el rostro de Jungkook se mantuviera jovial y fresco, equilibrando sus rasgos perfectamente.

Taehyung fue consciente en ese instante de sus mejillas rellenas de grasa sobrante y de sus facciones aniñadas, su mirada se posó en sus dedos gorditos, de no ser porque tenía la comida en sus manos las habría escondido avergonzado de lo pequeñas que eran a comparación de las largas y estilizadas manos del contrario.

— Hola — hablo tímidamente.

Sintió la mano del alfa apretarle con suavidad su cadera, preguntándole en aquel gesto si todo estaba bien. Dejó caer la tensión, no debería estar pensando en tonterías.

— Es un gusto conocerte — Jimin hizo una leve reverencia, Jungkook correspondió casi de inmediato con tanta emoción que el gesto salió un tanto burdo.

— ¡Pasen, pasen! no se queden afuera, se van a congelar.

Jungkook tomó la bandeja que tenía Taehyung en sus manos y se lo pasó a su esposo que acaba de llegar a su lado. Abrazó al gatito con fervor tomándolo desprevenido, Taehyung se sintió aturdido por un momento, pero pronto se sintió cómodo en los amables brazos que lo apretaban con sincera emoción.

— ¡Estoy feliz de que por fin vinieran a verme! estuve esperando esto desde que Namjoon me conto de ti.

— Yo igual estoy feliz, espero que te guste lo que preparé para ti, de todas formas si te causa mareo no tienes porque comerlo.

— Ya quiero probar todo lo que cocinaste, Namjoon me dice que tus almuerzos son mejores que los míos — comentó sin una pizca de enojo o recelo, por el contrario; Jungkook parecía un niño revisando curioso lo que había debajo del papel aluminio que protegía los alimentos.

— ¡No es cierto! — Taehyung reía mientras se quitaba el sin fin de abrigos que se había puesto para evitar morirse del frío.

Jimin lo ayudó inclinándose para desabrocharle las agujetas de sus zapatos y poder colocarle las pantuflas, Taehyung sonrió al ver sus pies envueltos en un esponjoso panda, tenía que pedirle a su alfa unas así cuando fueran al centro comercial.

— Tiernos — suspiró mientras observaba aquella escena — Namjoon nunca me ayuda a quitarme los zapatos.

— ¡Claro que sí! — exclamó ofendido.

— Solo porque tu madre te obliga a hacerlo ahora que estoy embarazado, así no cuenta — Jungkook le sacó la lengua y se cruzó de brazos — además, no es como si mi embarazo me impidiera moverme.

Namjoon se rascó la nuca avergonzado, Jimin lo disfrutó internamente, recordando la vergüenza que le hizo pasar cuando se enteró que el coqueteo con su pareja había sido solo para molestarlo.

— Taehyung me comentó que has estado teniendo muchos mareos, ¿cómo sigues?

— Estoy bien, por ratos suelo vomitar, pero mientras no huela nada con aroma fuerte o lácteos, todo bien.

— Pero aunque no deba, come helado a escondidas de mí, así que los vómitos son todos los días.

Namjoon colocó los platos en la mesa ignorando las quejas de su esposo por haberlo expuesto frente a sus nuevos amigos. Taehyung sonrió, inclusive su gato interno que se había sentido un poco receloso en un principio ante la idea de convivir con un extraño, mostró el estómago sintiéndose en confianza.

Tuvo la necesidad de mostrarse tal cual era si iba a empezar una amistad, quería hacerlo bien sin secretos de por medio, tomó su gorrito y aún con la duda carcomiéndole la cabeza; se lo quito. Jimin lo miró sorprendido, pero no dijo nada, tan solo lo apoyó con una sonrisa, se acercó a él y le peinó los mechones revueltos con una expresión orgullosa de que haya revelado sus orejitas aun con un extraño frente a ellos.

— ¡Daebak! ¡que esponjosas son! ¿puedo tocarlas?

Taehyung sintió como la presión dentro de su pecho desaparecía, Jungkook había reaccionado tan bien que su animal se había puesto a rodar de alegría. Se acercó a la mano que esperaba impaciente por él, sintiéndose mimado ante las suaves caricias, un tenue ronroneo se escuchó en la habitación, inconscientemente dejó caer su cola que mantenía enrollada en su cintura bajo su suéter para que no se notara, pero poco le importo ahora que sabía que Jungkook no iba a juzgarlo.

— Eres muy tierno, no puedo creer que Namjoon te mantuvo escondido de mí durante mucho tiempo.

— Lo ibas a asustar, si no fuera porque Jimin está aquí ya te hubieras abalanzado para hostigarlo.

Jungkook le lanzó un trozo de zanahoria que había en la ensalada, pero Namjoon fue rápido atrapándolo en el aire para después lanzárselo de vuelta. Taehyung no pudo sentirse más cómodo en aquel ambiente agradable y juguetón que aquella pareja desprendía, ahora tenía un amigo más y lo mejor es que no tenía por qué sentirse incómodo por mostrar sus orejitas y su colita frente a él.

Dulce ronroneoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora