Capitulo³⁷

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Jimin se colocó su camisa de dormir y se dirigió a su habitación. Taehyung estaba sentado sobre la cama mientras se untaba crema humectante en sus mejillas, se sintió repentinamente preocupado; una parte de él tenía miedo de que las cosas no salieran exactamente como habían planeado, siempre existía la posibilidad de que uno de los sea infértil o que el embarazo sea riesgoso.

Pertenecía a la raza más pura de tigres blancos, durante generaciones su familia había mantenido la línea de sangre con la misma especie, sin embargo, aquello cambió en su generación, él no fue el único con un predestinado de diferente animal, varios de sus primos y hermanos corrieron con la misma suerte, según los viejos sabios de la manada; aquello pudo darse por la necesidad de la especie por crear una mejor raza y tener una mejor adaptación evolutiva, aunque nada estaba comprobado.

Se acostó en la cama y buscó el estómago de su omega para reposar su cabeza sobre él. Esperaba que sus genes no representaran ningún peligro para su pareja, pese a que el árbol genealógico de la familia de Taehyung estaba mezclado, todos los híbridos eran pertenecientes a especies pequeñas y al ser el primero en emparejarse con un mamífero de gran tamaño, podría traerle conflictos durante el embarazo y el parto.

Se sintió fatal al imaginar un desenlace trágico, no quería poner en riesgo la vida o el bienestar de su omega.

— ¿Qué piensas? — Taehyung acarició su cabello cariñosamente, intentando tranquilizarlo — Te siento inquieto, ¿hay algo que te molesta?

Jimin se aferró al abrazo que tenía hecho alrededor de la cintura y respiró profundamente intentando calmar sus preocupaciones con el aroma de su pareja, pero contrario a lo esperado, solo sintió más ganas de llorar.

— ¿Amor?

— Tengo miedo — confesó.

La repentina respuesta dejó pasmado a Taehyung, Jimin no solía ser tan abierto con sus sentimientos; era una persona que prefería guardarse las cosas para sí mismo evitando preocupar a los demás, siempre procuraba tomar los problemas de manera calmada, buscando encontrar una solución antes de entrar en pánico.

Tomó el mentón del mayor y alzó su rostro para mirarlo, su corazón dolió cuando vio sus ojos húmedos y la hinchazón rodearle los párpados, se bajó a su altura y acarició su mejilla completamente preocupado.

— Amor, ¿qué tienes? — preguntó mientras buscaba en su rostro alguna respuesta.

— No quiero que te suceda nada malo.

Taehyung lo atrajo hacia su cuerpo y lo abrazó con fuerza, el alfa se aferró a él dejando que aquellos brazos lo consolaran y le trajeran la paz que tanto necesitaba en esos momentos.

— No te preocupes. — le dijo al oído mientras acariciaba la espalda de Jimin — Por eso nos hemos estado organizando, además; recuerda que primero iremos con el ginecólogo, todo saldrá bien.

— ¿Y si nos dice que no o que es muy riesgoso? — preguntó tratando de disimular los hipidos que salieron traicionándolo.

— Siempre está la opción de adoptar.

Besó la mejilla empapada de Jimin y tomó su rostro con sus manos para poder verlo, secó con ambos pulgares las lágrimas restantes y frotó su nariz con la contraria provocando una pequeña sonrisa en el rostro del mayor. Jimin cerró los ojos suspirando en medio de los mimos, disfrutando de las pequeñas caricias que se esparcían por todo su rostro.

— No sería mala idea. —comentó ya tranquilo — Inclusive podríamos hacerlo teniendo un hijo de nosotros.

— Eso me encantaría.

Recostó su cabeza en el pecho de Taehyung y se perdió en las reconfortantes caricias que el omega dejaba en su cabello, su cabeza pronto se despejó de las preocupaciones y empezó a divagar en pensamientos más banales como el color adecuado para pintar la habitación del bebé.

— ¿Crees que le guste jugar con Yeontan? — preguntó adormilado.

— Creo que ambos serán cómplices de los destrozos de la casa.

Besó su sien y se acomodó entre las almohadas para dormir sin apartar a Jimin de su lado. Cerró los ojos y con su alfa durmiendo entre sus brazos, se dejó ir al mundo de los sueños disfrutando del cariño que su Jimin le transmitía a través del lazo.

Dulce ronroneoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora