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—Dime que es una broma.— Sasha niega con la cabeza.

—Te juro que no lo es, tienes muy mala suerte.— Vuelve a reír. —No sabía que él estudia justo en nuestra universidad, definitivamente la vida te odia.—

—Me ama, querrás decir.— Alzo mis lentes de sol poniéndolos sobre mi cabeza. —Ahora puedo ir a disculparme con el chico guapo y darle mi número.—

—Hmm, no creo que sea buena idea.—

—No voy a perder la oportunidad otra vez.—

—¿Y qué vas a hacer? ¿Llegar y decirle "hola, soy la chica borracha de ayer que te encontraste en la calle descalza pero juro que sobria soy un encanto"?— Ruedo los ojos.

—Claro que no, ya veré que decirle.— Respondo volteando a ver discretamente al chico, sus amigos ya se fueron. —Es mi momento, ya vuelvo.—

Empiezo a caminar hacia el tipo y trato de pensar en las palabras adecuadas para pedirle disculpas por mi comportamiento ayer y que no tenga una mala impresión de mí. Mientras más me acerco más puedo apreciar sus facciones, nariz recta, ojos color avellana, labios besables, "uh lala esos labios, santo cielo".

—Hola.— Saludo en cuanto llego hacia él.

El chico me mira sin expresión alguna, ¿cómo puede mantenerse tan sereno? si yo estuviera en su lugar y se me aparece una loca de cabello rojo con resaca definitivamente huiría.

—Hoy no estás ebria.— Es lo primero que dice, wow, que linda voz tiene.

—Te acuerdas de mí eh...— Sonrío avergonzada. —Umh sobre eso, la verdad no me acuerdo de lo que dije o hice anoche, pero lo lamento.—

—Está bien.— Da por terminada la conversación y yo frunzo las cejas confusa.

—Eh...¿sería buena idea preguntarte lo que hice ayer?—

—No creo que quieras saberlo.— Uh eso suena mal, definitivamente dije o hice una estupidez.

—Bien bien, entiendo.— Río algo incómoda, no parece que quiera conversar conmigo. —Y... ¿tú hiciste esta pintura?— Miro el lienzo al lado suyo.

—Mmjm.— Murmura tranquilo.

—Es muy linda, me gusta.— Pintó un gato recostado sobre césped y rodeado de flores, no sé nada de pintura pero lo que dije es cierto, realmente le quedó bonito.

—Gracias.— Contesta simple. —No creí que estudiaras en esta universidad.—

—Oh eso, el mundo es muy pequeño eh.— Río levemente, pero no hay reacción de su parte. —Estoy en la facultad de mercadotecnia al otro lado del campus, así que no suelo venir a esta zona en realidad. Quizás por eso no me habías visto antes.—

Asiente con la cabeza sin responder y nos sumergimos en un silencio incómodo, carajo, ¿por qué es tan difícil conversar con él? ¿estoy haciendo algo mal? ¿acaso me odia por algo que hice ayer estando borracha? me carcome la curiosidad.

—¿Cómo te llamas?— Pregunto captando su atención de nuevo. —No recuerdo si te lo pregunté ayer, lo siento.—

—Jean.— Responde, "tienes nombre de pantalón" pienso.

—Yo me llam...—

—Zafiro.— Interrumpe. —Pero todos te dicen Ro.—

—¿Cómo lo sabes?—

—Tienes cara de llamarte Zafiro.—

—¿En serio?— Sonrío entusiasmada.

—No, me lo dijiste ayer.— Lo observo durante unos instantes y después río.

new romantics | jean kirschteinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora