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—Puta madre.— Mascullo molesta cuando otro intento de pintura con tinta china falla.

En esta tarde libre que tengo me propuse a practicar—o mejor dicho explotar—mis casi nulas habilidades artísticas, sobre todo para tratar de replicar las obras que le mostré a Jean haciéndole creer que eran mías y no me odie por mentirle.

Pero es más difícil de
lo que pensé.

—Odio a tinta china, maldita sea.— Mojo de nuevo el pincel para limpiarlo.

Parezco loca hablando sola mientras mi gato se baña en la silla al costado mío, ignorando por completo mi crisis. Ya vi como cinco tutoriales para aprender a pintar con tinta china y sigo fracasando, ¿por qué tuve que mentir? estúpido impulso de idiotez. Suelto un quejido de frustración viendo la pintura frente a mí, en vez de parecer un caballo parece una especie de mutación mal nacida.

jean<3:
estás en tu casa?

Un mensaje del castaño aparece en la barra de notificaciones e inmediatamente siento mi corazón latir con más fuerza, ¿cómo un simple mensaje de él me hace sentir así?.

yo:
SIP, por qué?

jean<3:
voy a llevar a Odette a la heladería que está cerca del puesto de hot-dogs,
quieres venir?

—¡Sí! ¡sí quiero!— Me levanto de golpe y suelto un grito de la emoción, asustando sin querer a mi gato.

Me sorprende que Jean me esté invitando a salir, bueno, no es una cita porque llevará a su vecina pequeña, pero algo es algo. Aclaro mi garganta y suelto una bocanada de aire intentando mantener la calma, no puede saber que me muero por aceptar.

yo:
ahora mismo?

jean<3:

pero si no puedes está bien

yo:
SÍ PUEDO

jean<3:
ok
ahí nos vemos en 10 min

Golpeo mi frente por la impulsiva respuesta que di y corro hacia la habitación para cambiarme la pijama, agradezco a mi yo del pasado por haber tomado una ducha ayer en la noche, así que sólo debo arreglarme un poco. Me gusta esta sensación, es alegría mezclada con entusiasmo y nervios, tan dulce. Hace mucho no experimentaba algo así, cuando me arreglaba para ver a un chico sabía que no importaba tanto mi ropa, maquillaje o peinado, porque al final sólo mirarían lo que hay debajo de ellos.

Me coloco un pantalón de mezclilla y una camiseta cómoda, sólo es ir por un helado así que arreglarme tanto sería sospechoso, ¿no?. Además no es una cita, quizás quiso invitarme por cortesía ya que vivimos cerca, es lindo.

—Te portas bien Panecito, voy a salir con tu futuro papi.— Mi gato maulla como si me contestara. —No tardo, vuelvo en una hora.—

Agarro mi celular, billetera y llaves para luego salir de casa. Me gusta este vecindario porque hay bastantes cosas cerca, sobretodo puestos de comida. Está anocheciendo, el clima es agradable porque ya se acerca el otoño y no hace tanto calor ni suficiente frío, justo en un punto medio perfecto. Camino unas cuantas cuadras más yendo hacia la heladería tarareando una canción, hasta que veo mi reflejo en la vitrina de cierta tienda.

"Esta camiseta me hace lucir más...ancha" pienso jalando un poco la prenda, después sacudo mi cabeza tratando de evadir esos pensamientos intrusivos. No quiero hacerme sentir mal yo sola, es algo con lo que he estado trabajando—o lidiado—desde que subí de peso hace dos años, vivir sola hizo que mi relación con la comida fuera aún más difícil. "Sólo es un helado" pienso ya casi llegando, "luego hago ejercicio"....a quien engaño, odio hacer ejercicio.

new romantics | jean kirschteinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora