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¡Me encanta meterme en problemas!
Sarcasmo.

Llevo aproximadamente casi diez minutos parada frente a la casa de Jean, no soy capaz de tocar la puerta y fingir que todo está bien, aún si practiqué día y noche con la tinta china. Ni siquiera dormí bien por desvelarme pintando y el estrés que me genera mentir, pero bueno, aquí estoy como buena mentirosa que soy. Acomodo mi cabello sutilmente y por fin toco la puerta, "todo estará bien" pienso para tranquilizarme.

—Hola Ro.— Saluda Jean en cuanto abre. —Pasa.—

—Gracias.— Se hace a un lado y entro a su casa. —Perdón por la demora.—

—No fue tanto, no te preocupes.— Cierra la puerta. —¿Quieres algo de tomar?—

—Umh, agua por favor.—

Asiente con la cabeza y se dirige a la cocina, yo me siento sobre el sofá apretando un poco mi pantalón por los nervios. Se me olvidó mencionar un pequeño detalle, y es que traigo ropa interior que combina. Digo, no es como que haya venido aquí a hacer ese tipo de cosas, sólo me lo puse por si acaso.

—Aquí tienes.— Murmura cuando regresa.

—Gracias.— Agarro el vaso y le doy un sorbo. —Traje tinta china y pinceles, por cierto.— "¡Eso Ro, acorralate tú solita!".

—Genial, traeré las hojas para pintar entonces.—

—¿No vamos a comer primero?—

—Cierto, la comida.— Acomoda su cabello y yo siento mariposas en el estómago ante esa acción. —Encargué hamburguesas, ¿está bien?—

—Eh...sí, está bien.—

Es algo extraño comer frente a la persona que me gusta, cuando intento no comer para gustarle. Muchas veces he tratado de convencerme a mí misma que no necesito hacer eso para gustarle a alguien, algunas veces me la creo, otras no. Es un proceso en el que aún sigo, pero sé que puedo lidiar con eso, sólo me hace falta una pizca más de seguridad.

—Bien, entonces a comer.—

***

Sudor, temblores, temperatura corporal ardiente, mayormente tendría eso en una situación subida de tono, pero lamentablemente tengo esos síntomas porque estoy a punto de "enseñarle" a Jean a pintar con tinta china.

—Listo.— El castaño se sienta a mi lado tras traer un recipiente con agua. —Ya podemos empezar.—

—Que emoción, ja ja...— "¡Alguien mateme ahora!". —¿Q-qué quieres pintar?—

Estamos sentados sobre la alfombra bajo la mesa de centro, ahí se encuentran las hojas donde vamos a pintar, el frasco de tinta china, pinceles, algunos lápices y el recipiente con agua.

—Hmm.— Piensa unos instantes, mientras yo casi encajo mis uñas en la alfombra. —A Romeo.—

—¿Tu gato?— Asiente con la cabeza.

—Aprovechemos que está dormido y no se moverá.—

Mierda, mierda mierda ¡mierda!, definitivamente no practiqué para replicar a su gato, apenas y puedo pintar bambús, ¿¡qué voy a hacer!?. Romeo está acostado plácidamente sobre el sofá, podemos verlo de frente. Okay, no debo dejar que el pánico me domine, yo puedo hacerlo, ahora tengo una noción de lo que significa pintar.

—Bien.— Sonrío nerviosa. —Primero uh...mojemos los pinceles, sí, súper importante lavarlos antes de pintar.—

Puedo salvarme de ésta si lo hago perder el tiempo, hacer que pasen "accidentalmente" cosas que retrasen esto, sí, esa es la mejor opción para que no se moleste conmigo por el resto de mis días.

new romantics | jean kirschteinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora