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—¡Dile!—

—¡Que no!—

—¡Vamos Ro!—

—¡Déjenme en paz!— Trato de poner más fuerza en mis pies para que no sigan arrastrándome. —¡Ayuda, me están obligando a hablarle a mi crush!—

—¡Agh! que terca eres.— Me suelta Sasha y lo mismo hace Historia. —¿Dónde quedó la Ro coqueta que conocemos, ah?—

—Aquí la traigo, espera.— Finjo buscar algo en el bolsillo de mi pantalón y después le muestro mi dedo grosero.

—Sólo estamos tratando de ayudarte Ro, ¿por qué es tan difícil que te acerques a Jean?— Pregunta Historia.

—¿"Por qué"? ¿¡acaso lo has visto de cerca!? mide casi dos metros, me cuesta sacarle las palabras y para acabar de arruinarlo, ¡es guapísimo!— Lloriqueo apoyándome contra una pared. —Creo que me odia.—

—Ay por favor, de seguro sólo es tímido, no debes preocuparte.—

—¿Cómo se coquetea con una persona tímida?—

—Hmm, esa es una buena pregunta.— Menciona Sasha pensativa. —Cuando yo conocí a Niccolo era algo serio también, sólo halagué su comida y ¡bualá! se enamoró de mí.—

—Pero no pretendo enamorarlo Sasha, sólo es atracción física.— Contesto cruzándome de brazos. —Con los demás chicos es fácil, simplemente pasa y ya.—

—Entonces deja que pase igual con Jean, no fuerces la situación, Ro.— Interviene Historia. —Tiene que ser natural.—

—Hmm, tienes razón.— Acaricio mi mentón. —Tal vez así no me cueste tanto darle a entender que me atrae y quiero que pase algo entre nosotros.—

—¡Eso! ahora ve tras él antes de que se vaya.— Acomoda mi camiseta y un poco mi cabello.

—¿Cómo me veo?—

—Guapa.—

—Tss, obvio.— Guiño el ojo. —Bien, allá voy.—

Suelto un suspiro armándome de valor y caminando hacia donde se encuentra Jean, al parecer está metiendo unas cosas a la bodega de artes, lleva puesta una chaqueta de mezclilla que lo hace ver cien veces más atractivo.

—Hey, ¿necesitas ayuda con eso?— Pregunto cuando estoy lo suficientemente cerca.

Voltea a verme levantando una de las cajas con un solo brazo y con el otro acomoda levemente su cabello, quitando los mechones que estorbaban de su frente. ¿Por qué sus ojos tienen que verse aún más bonitos en el sol? ¡agh, no puedo con tanta belleza!.

—No gracias.— Contesta serio como siempre y camina hacia la entrada de la bodega.

—Oh, pero te faltan varias cajas por meter aún.— Digo mientras voy tras él. —Creo que una mano extra no vendría mal.—

—Las cajas son muy pesadas para ti.—

—¡Pff! nah, para nada.— Hago un gesto con la mano y me mira sin expresión. —A veces hago ejercicio, tengo fuerza aunque no lo parezca.—

—Hmm.— Murmura dejando la caja que venía cargando sobre un mueble. —Como digas.—

—Genial, y...¿ya desayunaste?— Pregunto mientras salimos de la bodega por más cajas.

—Sí.—

—Que bueno, yo también, aunque a veces no lo hago. De hecho casi no me gusta la comida de la cafetería, pero me da flojera levantarme más temprano a hacerme desayuno.— Ni siquiera voltea a verme, agh, hablé demasiado.

new romantics | jean kirschteinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora