XIV: Sentimientos sin valor

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A pesar de que ambos caballeros gritaban el nombre del francés a todo pulmón, no había respuesta alguna, su presencia se había desvanecido.

Aldebarán estaba hecho un caos al saber que está vez si era probable que Camus desapareciera. Pero trato de calmarse para buscarlo dentro de su propio templo.

En tanto el como Milo se adentraron al templo de Tauro, buscando al francés. Aquello ocurrió frente a Aioria, quien estaba escondido tras unos pilares y hasta ese punto pensó que ambos caballeros habían perdido la cabeza. Al verlos lentamente negó con la cabeza y suspiro con frustración. Era obvio que con ellos no hallaría las respuestas que buscaba, asi que pensaba en rendirse y regresar a su templo hasta que la locura de su novio pasará. Sin embargo, a pesar de que tenía esas intenciones algo en él le hizo mirar en dirección del penúltimo templo, talvez solo ahí estaría las respuestas a todas sus dudas.

Siendo de esa manera el caballero de Leo fue hacia Acuario, esperaba encontrar algo en dicho lugar que lo ayudara a entender sus sueños. Pronto en unos minutos el caballero había llegado, no entro del todo pues tan solo estar frente al templo de Acuario le dió cierto escalofrío. A diferencia de los demás templos que no tenían a su respectivo guardián, el templo de Acuario era frío y demasiado sombrío, nisiquiera había un aura cálida como en los demás.

A pesar de como lo percibía Aioria tomo el valor de entrar y buscar algo que le ayudará a entender sus sueños y las paranoicas ideas de Milo. Sus pasos resonaban por todo el lugar y al llegar a la zona privada del templo, se decidió a entrar a los aposentos del francés, pero fue ahí que una gran ráfaga de viento helado lo empujó contra un pilar.

—Que rayos...— Aioria miro a la dirección en la que le atacaron, pero no había nadie, lo cual le pareció extraño, así que con cierto dolor se puso de pie, aunque al hacerlo nuevamente recibió un ataque por la espalda solo que más fuerte que el primero, lo que hizo que el Leo terminará tendido en el piso.—Maldita sea! Quien es!?

El adolorido león se puso de pie tan rápido como pudo para confrontar a su atacante, y entre las sombras vio aparecer al responsable de herirlo, pero se llevó una grande sorpresa al ver qué era Camus, su cuerpo tembló pues se suponía que estaba muerto, no pudo siquiera moverse para ver si era real lo que veía, pues más que el miedo fue que sus piernas estaban congeladas.

—No puedo creer que tengas la osadía de estar aquí... No eres bienvenido Aioria.— La voz de Camus era hostil, miraba con rencor al caballero, quien usando su cosmo se libero del hielo que aprisionaba sus piernas.

—Como es posible que estés vivo!?— Aioria se posicionó para defenderse de un posible ataque, ya que al parecer Camus no lo recibía del todo bien.

—Lamentablemente no lo estoy... Y es gracias a ti!— Nuevamente el menor atacó usando Diamomd Dust contra Aioria quien a penas pudo esquivarlo. Rodo por el suelo y miro a dónde estaba Camus, pero no lo vio cerca, así que se levantó poco a buscarlo alrededor, aún así no vio rastros de el. Pensó que era el  momento adecuado de escapar, pero en cuento se dispuso a correr a la salida, Camus volvió a atacarlo solo que está vez fue delante de el.

—Ya basta! No pienso lastimarte Camus... Así que detente!— Aioria ya estaba herido, su cabeza no dejaba de sangrar y su abdomen le dolía, así que se apoyo a un pilar esperando que los ataques del francés se detuvieran.

—Porque debería detenerme? Tu no tuviste piedad conmigo...— El francés se fue acercando lentamente al caballero y al estar frente a él le tomo de los cabellos e hizo que le mirara.— Yo también escape de tus ataques a duras penas... Y cuando lo hize me lastimaste.

Finalmente el galo le soltó, no sin antes golpearle la cabeza contra el pilar en el que estaba. Por el dolor Aioria rodeo su cabeza con sus manos y se fue agachando para poder sentarse, pues el solo hecho de estar de pie luego de esos ataques eran un esfuerzo extra.

Corazón en duda [AldebaranxCamus]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora