Lena era la hija de uno de los mafiosos más temidos del mundo intocable por su gran poder Lena amaba su vida disfrutaba torturar a quien se lo merecía pero un día una apuesta le cambiaría la vida conocería a una rubia que le robaría el aliento.
Kara estaba actuando raro, está distante y no había querido tener relaciones conmigo y eso nunca había pasado, nunca me había rechazado. ¿habré hecho algo malo? o ¿ya no me amara? de seguro es porque ha estado viendo a Sam, mierda... sabía que no debí acceder a eso, si la pierdo será solo mi culpa.
- quieres dejar de morderte las uñas es algo irritante verte - ignoro a Diana.
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- Lena, ¿qué pasa? te ves algo inquieta - dice Henry preocupado.
- creo que kara me está engañando y me dejara por Sam - ambos me ven incrédulos.
- estas paranoica Lena, kara te ama y Sam ama a Alex, tiene una hermosa familia - niego tomando de mi whisky.
- es una fachada, Sam siempre ha amado a kara, lo se.
- Lena, tus celos te hacen ver cosas donde no las hay - la miro alzando una ceja.
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- oh, encerio, si fuera así no hubiera matado a ese maldito pelon por querer abusar de mi mujer, sabía que el no era de fiar, lo mismo pasa con Sam, así que no me digas estupideces diana y has lo que te he ordenado síguela a sol y sombra, ¿entendido? - asintió.
- habla con kara, es lo mejor y deja de hacerte una película en tu cabeza - dice Henry algo serio - si se entera que la vigilas tu matrimonio se acabará.
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