Narra Tehuel
Mi tía me ayudó a llevar la última caja que quedaba al cuarto que íbamos a usar mi hermanita y yo. No era un cuarto muy grande y, por ahora, estaba llena de cajas. Me senté en el piso y suspiré cansado, mi tía se sentó conmigo acariciándome el pelo.
—¿Te cansaste? —Asentí—. Bueno, ahora hacemos algo de comer y te acostás a dormir, mi amor, ¿sí?
—¿Mañana tengo que ir a la escuela? Estoy muy cansado.
—Depende de lo que diga tu mamá, si no le inventamos una excusa.
Me guiñó un ojo y me sonrió, yo también lo hice. Se levantó y me ayudó a levantarme para ir a la cocina, mi mamá estaba preparando la comida, mientras Nati estaba dormida en el sillón. Mi tía la alzó y la llevó al cuarto para acostarla. Me senté en la mesa y esperé hasta que me sirvieron la cena. Mi tía y mi mamá se sentaron conmigo, se pusieron a hablar, pero no les presté mucha atención, tenía bastante hambre, así que me concentré en comer nada más. Cuando terminé el segundo plato, me levanté, me despedí de las dos y fui directamente al cuarto intentando no hacer ruido para no despertar a mi hermanita. Me acosté sin cambiarme, me tapé y cerré los ojos.
***
—Pachu, ya es hora, levantate, hijo.
—Estoy cansado...
—Dale, hijo. —Sentí que me besaba en la frente—. Perdiste muchos días con todo esto. Dale. ¿No te emocionaba empezar en la escuela nueva?
—Sí, pero ahora tengo sueño...
—Ya sé, amor, pero después podés dormir toda la tarde si querés.
Asentí bostezando con sueño, mi mamá me besó en la frente de nuevo y fue a ver a mi hermanita a la cuna. Me levanté con fiaca y, tropezándome con todo, busqué ropa para ir al baño a vestirme. Cuando salí mi mamá estaba vistiendo a mi hermanita para ir al jardín. Ella estaba igual de dormida que yo. Agarré mi guardapolvo y fui a la cocina con mi tía. Me sirvió la leche cuando me senté en la mesa, después me acomodó el cuello del guardapolvo.
—¿Voy a la misma escuela donde trabajás, tía?
—Sí, así que nos vamos a ver casi todo el día. Espero que te portes bien.
—Siempre me porto bien.
Ella se rio y me dio un beso en el cachete. Terminé de desayunar y esperé a que mi mamá terminara de hacerle desayunar a mi hermana, que todavía tenía sueño y apenas podía estar despierta mientras tomaba a sorbitos la leche. Mi tía aprovechaba para peinarla. Nunca se dejaba peinar cuando estaba despierta, pero ahora ni siquiera se daba cuenta que lo estaban haciendo. Salimos un rato después a la escuela. Mi mamá llevaba a Nati que estaba dormida en su hombro.
Cuando llegamos a la puerta del colegio, todos la saludaban a mi tía mientras entraba a la escuela. Mi mamá, Nati y yo nos quedamos afuera, esperando a que se haga la hora. Miré la escuela, era más grande que la que iba antes. Mi tía me había dicho que Nati y yo íbamos a vernos en algunos recreos porque los chicos de jardín y nosotros compartíamos el patio. Me alegraba ver a mi hermanita mientras estábamos en el recreo, capaz podíamos jugar para que no se sintiera tan sola ahora.
—¿Querés que te acompañe hasta adentro, Tehuel? Igual tengo que llevar a Nati.
Negué con la cabeza, la saludé y entré. Busqué a mi tía, pero no la encontré. Miré al patio desde el pasillo, estaba lleno de chicos jugando a la hora de la entrada. Siempre había pensado que todas las escuelas eran iguales. En la que iba, formábamos apenas entrábamos. Mi tía me agarró la mano y me llevó con otra maestra.
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Chicle sabor frutilla
Roman d'amour¿Cómo olvidar aquel primer pinchazo de amor? Este mismo es el que experimentarán Elías y Tehuel mientras se conocen en el quinto grado del primario. Su amistad empieza a hacerse cada vez más íntima hasta que el pinchazo en ellos se vuelve insoportab...