Narra Elías
—¿Seguro que estás bien, Eli? —preguntó Tehuel por tercera vez desde que llegamos a su casa.
—Sí, Tehuel. —Le sonreí—. Ya me preguntaste y te dije que sí. Nada más es un pelotazo.
—Sí, Eli tiene una cicatriz de un golpe peor.
—¿Una cicatriz?
—En la cabeza, por eso no se nota. Cuando era chico estábamos trepando un árbol con Mati y Tomi, y me caí. No estaba muy alto, pero me abrí la cabeza.
—Au, seguro que te dolió mucho.
—Seguro que sí, ahora no me acuerdo de mucho. Solamente que estábamos en el hospital con mi mamá.
—Ey, ¿vemos este video?
Dijo Mati haciéndonos acordar que estaba ahí. Los dos asentimos con la cabeza. Estábamos sentados frente a la computadora de Tehuel viendo videos de YouTube. Escuché a su hermanita jugando atrás nuestro, pero no era como Sofi, ella no nos molestaba a cada rato. La miré, estaba jugando con una muñeca. Era igual que su hermano, tenían los mismos ojos y sonreían igual. Volví a mirar a Tehuel, estaba concentrado en la pantalla, no parecía darse cuenta que lo estaba mirando, seguramente ya se había olvidado que estábamos nosotros dos acá.
—Mierda... —dijo bajito Mati, lo miré—. Mi hermano viene a buscarme ya.
—¿Ya? Pero es muy temprano.
—Mi hermano siempre es así, quiere que esté en casa temprano para que mi mamá no lo rete. ¿Me decís tu dirección, Tehuel?
Tehuel le pidió el celular, escribió su dirección y se lo devolvió. Me quedé mirando la pantalla. No sabía por qué, pero estaba nervioso, no quería que Mati se fuera, me iba a quedar solo con Tehuel. Ya no me pude concentrar en lo que veíamos, menos cuando sonó el timbre del portero eléctrico. La mamá de Tehuel vino a buscar a Mati y se lo llevó después que nos despidiéramos. Nos quedamos en silencio en el cuarto, el video que habíamos puesto ya había terminado y su hermanita se fue cuando vio a su mamá. Lo miré, él me sonrió mientras se acomodaba en la silla. De repente, su celular sonó, lo levantó dejándome ver que lo estaban llamando.
—Hola, Lu... —dijo contestando—... Estoy con un amigo... Sí, el que te conté. ¿Te molesta si hablamos más tarde?
Me quedé mirándolo. ¿Hablaba de mí con otras personas? Yo nada más le hablaba de él a mi mamá. Se despidió y cortó la llamada, volvió a mirarme sonriendo.
—Era mi mejor amiga, Lourdes. Siempre nos llamamos más o menos a esta hora.
—¿Le contaste de mí?
—Le cuento todo.
—Debe pensar que quiero robarle a su mejor amigo.
Se rió.
—No creo, ella no es muy celosa.
—Muy —repetí.
—No se va a enojar con vos.
—Espero.
Negó con la cabeza con la sonrisita que siempre tenía en la cara. Me giré a la computadora de nuevo, me daba un poco de vergüenza que nos miráramos así. Últimamente pasaba mucho, no sabía por qué pasaba, ni por qué me pasaba esto con él. Con mis amigos siempre nos mirábamos, era como si tuviéramos un código secreto entre nosotros que nos dejaba entendernos sin decir nada, pero con Tehuel no era así, me hacía sentir raro. Decidí distraerme buscando algún video. Escribí el nombre de uno de los juegos que me gustaban y busqué hasta que encontré a mi youtuber favorito, puse el video antes de acomodarme en la silla del escritorio. Crucé las piernas, él puso uno de sus brazos sobre mi pierna acomodándose. Nos quedamos así, mirando videos hasta que nos dimos cuenta que ya estaba oscureciendo. Tehuel había apoyado su cabeza en mi hombro en algún momento, la levantó un poco para mirar la ventana y después volvió a apoyarse, me di cuenta que ya no tenía el nerviosismo de antes, hasta me gustaba que estuviéramos así.
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Chicle sabor frutilla
Romance¿Cómo olvidar aquel primer pinchazo de amor? Este mismo es el que experimentarán Elías y Tehuel mientras se conocen en el quinto grado del primario. Su amistad empieza a hacerse cada vez más íntima hasta que el pinchazo en ellos se vuelve insoportab...