Frozen Turtles | TMNT 2012

Prólogo

Principio del problema

En algún lugar del alcantarillado de Nueva York, se encontraban tres tortuguitas riendo sobre el hielo mientras una cuarta utilizaba sus poderes de invierno para entretenerlos.

-¡Leo! ¡haz la magia, haz la magia!- gritó sonriente una tortuga con pecas.

El nombrado hizo un gesto para que todos sus hermanos se aproximaran, y luego empezó a agitar sus manitas para que empezara a generarse una bolita de nieve.

Donie contempló el reciente acto de su hermano mientras exclamaba un -Oooh-, miraba casi hipnotizado uno de los sucesos que no había podido explicar científicamente.

Leo envió la bola de nieve al aire y estalló, lanzando pequeños copos de nieve por todo el lugar.

-¡Esto es increíble!.- exclamó el pequeño Raphael.

En poco tiempo, el suelo se encontraba cubierto de una fina capa de nieve y hielo.

Los niños se encontraban rodando bolas de nieve, Raph sin mucho esfuerzo creó una para la base mientras Mikey escogió una más pequeña y luchó por ponerla encima, ambos rieron.

Los tres menores se sentaron mientras que Leo, a pedido de Mikey. Perfeccionaba el muñeco de nieve.

-¡Hola! Soy Olaf, y me gustan los abrazos cálidos.

Habló Leo detrás del muñeco mientras movía los bracitos de cartón, cortesía de Donnie.

El menor abrazó el muñeco que gracias a los poderes de Leo no se desmoronó.

-Te amo, Olaf- chilló feliz.

Patinaron un poco, Leo de caparazón a caparazón con Raph mientras sostenía las manos de su más reciente creación.

Se deslizaron por una montaña de nieve que Leo creó rápidamente. Una vez que estuvieron en el alto, Donnie saltó sobre otro montón de nieve que Leo proporcionó de inmediato.

-Espera-, advirtió Leo a medias con una sonrisa; lo habían hecho millares de veces.

El de cinta morada saltó de nuevo y Leo lo atrapó. El sonrió y saltó más rápido; su hermano mayor se estaba volviendo bueno en esto.

-¡De nuevo!.

-¡Espera!- Leo advirtió, la sonrisa desapareció de inmediato cuando atrapó a su segundo hermano menor.

-¡Whoo hoo!- el niño exclamó sin escucharlo. Los otros dos solo lo alentaron a que siguiera saltando.

-¡Más despacio!.

Leo resbaló sobre el hielo que había creado y cayó de espalda. Donnie estaba en el aire.

-¡Donnie!- gritó desesperadamente, disparando una ráfaga de poder sin tener tiempo de apuntar.

-¡Oh!- la ráfaga de poder golpeó su cabeza. Cayó al suelo, afortunadamente rodando por un montón de nieve. Leo jadeó por la conmoción y el dolor.

-¡Hermano!- gritaron el de cinta naranja y el carmín, Leo se recuperó rápidamente y corrió en dirección a sus hermanos.

-Está helado, ¡Leo! Que hiciste- dijo en un tono enojado Raphael.

-¡Papá!- gritó el pequeño Miguel Ángel mientras gruesas lágrimas bajaban por sus mejillas.

-Todo se va a poner bien, Mikey- lo consoló Raph mientras el menor abrazó a su inconsciente hermano.

Al ser incomodado por el alboroto causado por sus hijos, una rata de pelaje marrón y negro salió del trance de su meditación para enseguida encontrar la sala congelada y tres de sus hijos llorando.

Al aproximarse más de la encena, supo lo que había pasado.

-Leonardo ¿qué haz hecho?- el niño respondió -Fue un accidente- ante el duro tono de su sensei y padre.

-Padre, Donie se va a poner bien?- preguntó su segundo hijo mayor.

-Si Raphael, ya se que debemos hacer.