Capítulo 4: Ayudado ¿Pero A Qué Costo?

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Satoru había escuchado atentamente sus anécdotas, aunque claro omitió obviamente los hechos que delataban cuán enamorado estaba del otro Satoru de su mundo, que por desgracia estaba probablemente en el cielo.

Pero para Suguru era reconfortante ver ahí a Satoru, por más que se tratara de alguien más.

Y para Satoru era reconfortante poder hablar y ver una vez más así a Suguru. Era todo lo que necesitaba y todo lo que pidió alguna vez, no podía quejarse de si era o no el mismo. De todas formas sus seis ojos le decían que era y siempre sería el mismo Suguru de preparatoria, el que pasó con él esos hermosos tres años que le atormentaron incluso diez años después.

Suguru simplemente era inolvidable, hasta su cabeza se negaba a dejarlo ir.

Hasta su olor era igual, pero lo único que le decía que ese Suguru no era la misma persona a la que tuvo que asesinar para salvar, era el hecho de que no poseía energía maldita y aparte, estaba completo.

Incluso se atrevió a levantarle la camisa para ver la cicatriz en X que Toji Fushiguro alguna vez dejó en su bronceada piel y aunque recibió regaños e incluso casi un golpe -de no ser por infinito- no había nada, ninguna cicatriz y entonces Satoru se resignó a que fuera realmente él.

Pero no podía quejarse, el mismo o no, de ese lugar o no, Satoru seguía adorando a Suguru en todas y cada una de sus versiones, era su mejor amigo. Y eso definitivamente no cambiaría en ningún universo, seguía confiando en él, seguía siendo débil cuando se trataba de él. Y también había sido un reverendo idiota que lo hizo sufrir en algún momento.

Si, a veces reconocía lo egoísta que había llegado a ser, el momento más notorio de ello, fue haberse alejado de su amigo creyendo que solo, podría protegerlo. Practicando la capacidad de distancia de su infinito para poder ser capaz de evitar un solo rasguño en él.

Satoru lo creía muerto en ese entonces y Suguru lo creía muerto  también.

Pero tarde se dio cuenta de que haber hecho eso, marcaría para siempre su destino en lo que fue casi una eternidad, una tormentosa década en la que ni siquiera se atrevió a sonreir correctamente porque todo le recordaba a él y peor aún, la culpa se acentuaba y a duras penas le dejaba dormir.

Obtuvo consuelo con sus estudiantes, Yuuji y Megumi, el último a quien había cuidado como su hijo aunque muchas veces alegaba ser el tío genial. Era prácticamente verlos a ellos. Satoru le tenía un cariño inmenso a Itadori, por el simple hecho de haber llegado casi en las mismas condiciones con las que un Suguru de quince años había llegado a Jujutsu tech.

Claro, su primer encuentro no fue bueno, casi se desviven por la diferencia de pensamientos e incluso por su forma arrogante de haberle dicho "No te emociones, de grado especial o no, no eres nada a mi lado"

Claro que Suguru lo calló con una paliza y su nariz rota lo demostraba, pero el moretón en el ojo izquierdo de Suguru y el labio partido, indicaban que no se había quedado atrás en molerlo a golpes.

Lo que ocurrió después fue para si mismo, sorprendente.

Se habían acercado poco a poco, inevitablemente Satoru era un amante de los dulces y Suguru de alguna manera lo supo y comenzó a sobornarlo sutilmente.

Y decía sutilmente porque el chico estaba comiendo con tanta devoción un brownie de chocolate, mientras suspiraba y bebía apresuradamente agua.

Naturalmente se acercó por el olor del dulce chocolate y aunque quiso alejarse al descubrir que se trataba de un molesto pelinegro ingiriendo el manjar de los dioses, aceptó el otro que se le fue ofrecido y como si fuera una especie de cachorro al que seducían con comida, prácticamente comenzó a volverse pegajoso.

Azul [Gojo Satoru X Suguru Geto] [SatoSugu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora