—Kate—escuché decir a lo lejos mientras el bus estaba en movimiento.—Kate despierta.
—¿Qué sucede Layla?—pregunté.
—Ya casi vamos a llegar al pueblo para que compremos cosas.
—Ay si, necesito comprar un collar para mi mamá.
—Nooooo—Escuchamos en los asientos de atrás.
—¿Qué pasa?—pregunté a Josué que andaba en los asientos detrás de nosotras.
—Todos los celulares están locos—respondió Matheo, mejor amigo de Josué.
—¿Cómo así que todos los celulares están locos? —preguntó Layla.
—Miren, estábamos jugando Granny y de un momento a otro todas las pantallas de todos los celulares prendidos de aquí se apagaron y luego al prender les apareció la cara de Granny y se sobrecalentaron.
—Ay, ¿Pero justamente todos los celulares? No creo la verdad—me dirigí a Josué.
—Que si, Kate.
—Es verdad lo que dice Josué—añadió Matheo—Todos están locos y la verdad todos los celulares de nuestros amigos parece como si se hubiesen dañado.
—Exacto, tal vez sea porque estamos casi en los últimos puestos del bus, pero no sé.
—Los ultimos puestos que tal vez se... —fue interrumpido por una voz.
—Ya llegamos al pueblo muchachos—Gritó la profesora a lo lejos—Todos bajen del bus.
Todos mis compañeros y yo al bajar del bus, nos encontramos con una feria enorme del pueblo. El lugar era extremadamente grande con luces de colores como si fuese navidad.
—Pueden ir a todos los puestos de la feria a comprar lo que ustedes quieran, en 15 minutos nos vemos en este mismo lugar—dijo uno de los profesores para luego pitar con un silbato que traía colgando en su cuello.
Me dirigí a varios puestos de la feria, había gran variedad de cosas y elementos muy agradables como: manillas, collares, llaveros, monederos, porcelanas, aretes, posters y muchísimas más cosas.
Realmente yo llevaba poco dinero pero estaba segura en comprarle algo a mi mamá y obviamente a mi para que me quedara de recuerdo.
Luego de pasar por varios puestos me encontré con uno en donde había un collar muy lindo de "pareja" para compartir pero no me importó porque lo quería compartir con mi mamá, ella era mi vida.
El collar era verdaderamente lindo, era un corazón una parte de blanco y la otra de negro
Parecido al Ying y el Yang.
En ambas partes tenia una pequeña frase bonita para recodar. Como al principio el collar estaba pegado, al comprarlo lo partieron en dos y de una vez me puse mi parte que era la negra y la de mi mamá la blanca.
De una vez le compré una manilla a mi papá porque sí.
Me dió pesar que mi mamá tuviera y él no.
—¡Chicos ya es hora!—dijo la maestra.
Ayy que Josué me haya comprado algo por favor... O ¿Qué tal Blake me compro algo?... ¿O mi amigo también?... Ayyy no importa, con algo estaré feliz, así me den un papelito pero que me den algo.
—Suban de una vez al bus para no llegar tan tarde a sus casas.
—Oye Kate—me habló Matheo acomodandose en el puesto donde estaba.
—Dime Matheo.
—¿Crees que a Layla le guste una manilla que le compré?
—¿Le compraste una manilla?
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Una historia sin final (En Edición)
RandomKaterine, una chica algo peculiar, tuvo que pasar en su niñez y adolescencia varias cosas que marcaron su vida y las recordara siempre. Lo que no sabe es que mas cosas pueden llegar a suceder, buenas y malas. Su familia estará en el mismo recorrido...