POV JENNIE.
—Si pudiera librarme de un asesinato, te digo ahora mismo que mi exmujer estaría en lo alto de mi lista negra. —Mi mejor amigo, Marco, me dio una cerveza el lunes por la noche.
Me atrajo aquí con la promesa del fútbol y cerveza, pero la televisión aún no estaba encendida y empezó a despotricar en el momento en que entré en su casa.
No sólo eso, sino que sus seis hijos pequeños, tres pares de gemelos, corrían y gritaban en la otra habitación.
Esto es lo que consigo por venir aquí.
—¿Quién sería el primero en tu lista negra? .—preguntó.
—Tú, si continúas invitándome a venir aquí y empezando cada conversación con esta mierda.—le dije—. ¿Dónde está el control remoto?
—Lo siento, lo siento. —Se rio y se reclinó en su silla—. Esta no es una gran noche de amigos, ¿verdad?
No lo ha sido durante años.
—Para nada.
—Bien, déjame ver si puedo compensarte arreglándote una cita a ciegas con otra de mis colegas.
—Prefiero que encuentres el control remoto.
—En un segundo.—dijo, sacando su teléfono—. En un segundo.
Me levanté y decidí buscarlo por mi cuenta. Sabía que fuera quien fuera la persona a la que intentara presentarme sería un no automático.
Todavía me estaba recuperando de los últimos tres desastres a los que había llegado a referirme como la señorita “Me gusta lamer traseros”, la señorita. “Soy una psicópata necesitada” y la señorita “¿Puedo llamarte mommy?”.
Él se deleitaba con mis historias de desastres mientras prometía que la próxima sería mejor. Se sentía condenadamente obligado a ayudarme a encontrar a alguien debido a su sofocante sentido de culpa.
Marco fue la razón por la que me mudé a Spokane en primer lugar.
Ambos nos sentíamos miserables en Florida mientras pasábamos por un divorcio al mismo tiempo, y después de que él se fuera y me jurara que la Costa Oeste era mejor, seguí su ejemplo. Prometió mostrarme todas las ventajas de la vida de soltero en esta ciudad, dijo que ambos seríamos capaces de vivir nuestros nuevos sueños de soltería, pero seis meses después de mi llegada se enamoró y se casó poco después.
Desde entonces he estado tentando las aguas de la vida de soltera sola.
Aunque ahora buscaba algo un poco más serio, aún no había conocido a una mujer que me hiciera querer pasar de la primera cita.
—Sé qué quieres a alguien de tu nivel, pero va a ser muy difícil encontrar a una multimillonaria.—dijo, todavía desplazándose por su teléfono—. Conozco a Linda y a Abigail, que son muy atractivas y trabajadoras. Son el tipo de mujer que te gusta.
—Ahora mismo me gustaría ver la primera mitad del partido de fútbol. —Deje de prestarle atención y seguí buscando, esperando que el control remoto apareciera y me salvara de esta conversación lo antes posible.
Deslizando una mano bajo el cojín de la silla, sentí algo duro, pero no era el control remoto. Era un montón de marcos de fotos.
Los saqué y levanté la ceja ante la foto de la primera. Marco se hallaba de pie junto a una sexy mujer en lo que parecía ser un baile de disfraces. Tenía su rostro cubierto por una brillante máscara púrpura, pero su perfecto cuerpo estaba en plena exhibición.