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Cerca de las siete de la tarde Jiseo se sentó frente a la computadora como de costumbre, lista para arreglar el capítulo ocho que había dejado olvidado. Sin embargo, cuando leyó el nombre Lee Heeseung en el segundo párrafo de la primera hoja se le revolvió el estómago y las pocas ganas que tenía de escribir se habían esfumado. Estaba perdida.

Hacía dos días que Lee Heeseung era real.

Jiseo se las ingeniaba para seguirlo indiscretamente por los pasillos y sin parecer una acosadora. Una situación como esta no la podía dejar pasar así como así y hacer como si nada. ¿Y lo peor? Era que solo ella estaba al tanto de todo esto. Ella era la única que sabía que Lee Heeseung no se supone que tendría que ser real.

Porque Jiseo estaba segura que ninguna persona presente en su aula, o siquiera su escuela, leería su libro en internet. Así que no podía decirle nada a nadie. Debía mantener su boca cerrada. Inclusive con Taejoon.

Por un segundo, mientras pensaba en posibilidades de un por qué, se le vino a la mente una brillante idea que al toque puso en acción. Tomó su celular, se tiró boca arriba en su cama y abrió Instagram con algo de nerviosismo. Tragó duro cuando se encontró a ella misma en el buscador de la aplicación dudando en si hacerlo o no.

Luego suspiró rendida y tipeo rápidamente por Lee Hee Seung.

Las primeras tres opciones no eran correctas, la tercera era una chica, la cuarta estaba inactiva, la quinta y sexta eran viejas y para la séptima ya ni esperanzas tenía. Sin embargo, le había dado al blanco. Luego de revisar seis perfiles de arriba a abajo, entró al séptimo. Jiseo se sentó rápido en su cama con los ojos saltones y tapandose su boca con una de sus manos. Lo había conseguido.

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Era una mina de oro. Quince publicaciones, mil setecientos sesenta y cinco seguidores, novecientos tres seguidos, una foto de perfil de un perrito color crema y destacadas cantando. Y aunque pensó que esta parte iba a ser la definitiva para saber que se estaba volviendo loca, ese no fue el caso.

Este Heeseung que en físico era dos gotas de agua con su Heeseung, también era bastante evidente que tenían dos vidas diferentes.

El Heeseung de Jiseo amaba los gatos, subir fotos de comida, salir sonriendo en sus tres únicas publicaciones y ser mas misterioso. Cuenta privada, pocos seguidores. Este nuevo Heeseung amaba los perros, no había ni un rastro de alguna comida en su perfil y, para sumar, lo tenia en público. Se notaba que era de tener muchas amistades. Además que el chico llevaba en su escuela menos de una semana y ya se lo veia bastante integrado.

Jiseo sabía que aunque su Heeseung supiera cantar como los ángeles, jamás sería capaz de hacer toda una destacada de Instagram con cinco videos suyos cantando.

— Si no eres mi Heeseung... ¿Por qué hay algo que me hace creer que sí?

Era tan raro el sentimiento que Jiseo tenía en el pecho. Era parecido a cuando pierdes algo, lo buscas, no lo encontrás y mágicamente aparece frente a ti luego de una semana. Sentía como si hubiera ganado la loteria y como si a este nuevo Heeseung ya lo conociera de su anterior vida.

Para eso de las ocho, la pelinegra finalmente tuvo una idea. Mañana en clases se acercaría a hablarle a Heeseung y así trataría de empezar a ganarse su confianza de a poco. Le encantaría llegar al punto de ser amigos y tener tanta confianza como para contarle que él es el personaje principal de un libro en línea que ella misma estaba escribiendo, pero faltaba mucho para eso. Así que como utensilio principal tendría que convencer a Taejoon para que la ayude. Y solamente había una respuesta correcta para que el chico acepte ser parte de su plan.

— Tenías razón, me interesa el nuevito—confesó Jiseo sin pensar mucho. Taejoon volteó a verla sorprendido luego de haber estado unos minutos en silencio, y que Jiseo tire esa bomba, y se tapó la boca con asombro. — Sh. Chito la boca. Acompañame.

Lo tomó fuerte del brazo antes de que pegue un grito en el salón de clases y lo llevó corriendo por los pasillos hasta estar solos parados frente a la escalera, procurando que no haya nadie cerca.

— Lo sabía, siempre lo supe. Yo soy muy inteligente—Taejoon bromeaba apoyándose sobre el borde de la ventana, luego hizo impulso y se sentó ahí sonriendo orgulloso de sí mismo. Jiseo rodó los ojos y se sentó a su lado. — ¿Por qué me trajiste aquí?

— Porque necesito tu ayuda con el nuevito.

— No le digas el nuevito—frunció el seño. — El nuevito tiene nombre.

Jiseo no le podía decir a Taejoon que le incomodaba decirle Heeseung a Heeseung porque él se supone que no era real y era todo bastante loco por acá estos días. Sin embargo, la chica rodó los ojos y continúo.

— Está bien. Necesito tu ayuda con Lee Heeseung.

— Mande.

THE BOOK ━━ Lee HeeseungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora