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"¿Qué carajos?" Pensó en su cabeza Jiseo. Tenía la mente absorta en creer que estaba muerta, o viva en otra dimensión, o en otro universo, o quizás se había metido en su historia, o quizás Heeseung siempre existió pero nunca lo notó. O simplemente esa persona que acababa de entrar al aula era el calco en aspecto, pero solo eso, tenia un parecido y ya a lo que ella siempre imaginó.

Habían tantas posibilidades y la chica no tenía ni idea qué era exactamente lo que estaba pasando. ¿Se estaba volviendo loca? ¿Su historia la estaba volviendo loca? Si fuera así dejaría de escribir de inmediato. Aunque no niega que este día estaba empezando muy emocionante.

Al mismo intento de querer pararse de su banco de golpe por el susto, sus pies se desequilibraron de tal brusquedad así que Jiseo cayó al piso provocando un gran estruendo que resonó en todo el aula. Y obvio que llamando la atención de todo aquél que no sea sordo.

— ¡Señorita Hwang Jiseo!—gritó el profesor Jung queriendo acercarse preocupado. Pero Jiseo se levantó rápidamente y acomodó su cabello sintiendo sus mejillas mas calientes que el mismísimo sol.

— ¡Estoy bien, lo siento!—se volvió a sentar en su lugar y luego de unos segundos de silencio incómodo, el profesor volvió con el nuevo invitado. Quién había visto toda la escena entre sorprendido y divirtiéndose.

— ¿Entonces eres alumno nuevo? Porque no me han avisado de tu llegada—habló el mayor dirigiéndose al chico que esperaba pacientemente. El pelinegro asintió con sus manos detras de su espalda. — Bien. ¿Nombre?

Y como si su vida dependiera de ello, Jiseo se intentó acercar lo mas que pudo con su oreja buena hacia el par charlando. Esa era la pregunta que tanto se venía haciendo, y que confirmaría si su teoría era real: Hwang Jiseo se estaba volviendo loca ¿Si o no?

— Lee Hee Seung.

— A la mierda—susurró la pelinegra tapando sus labios con sorpresa absoluta.

Estaba en shock. No entendía qué estaba pasando, por qué estaba pasando, ni mucho menos cómo estaba pasando. Era algo irreal. Debía de haber dormido un poco mas porque ahora andaba entre alucinaciones.

Lee Heeseung no puede ser real. No podía. Y sin embargo ahí estaba, sentándose en la otra punta de su salón y recién haber sido presentado como un nuevo compañero de clases en pleno octubre.

— ¿Qué te sucede y por qué miras tanto al nuevito, eh?—Taejoon se interpuso entre la mirada pálida de Jiseo sobre el tenebroso cuerpo en vida de Lee Heeseung. — ¿Te gusta acaso? Espera, Jiseo. Recién es su primer día.

— Córrete, imbecil—se quejó ella golpeándole el brazo y volviendo a mirar al pelinegro. — No me gusta.

En sus historias sí le gustaba. Le encantaba. Amaba dedicarle un buen tiempo a lograr que Heeseung sea un personaje increíble y de ese tipo que no importa de qué lado estés, siempre lo vas a querer. Él era así para ella y ahora estaba aquí. O también podía ser una coincidencia muy grande de nombre y raramente de aspecto y ya. Pero Jiseo, al ser escritora, tenía la mente brillando en admiración. No sabía quién le estaba haciendo esto o, como ya se dijo, si perdió completamente la cabeza, pero el tiempo que Lee Heeseung dure en esta escuela le tenía que bastar a Hwang Jiseo para averiguar cómo es que esto estaba sucediendo.

— Me gustaría ser vegetariano.

Estaban en el almuerzo. Taejoon devoraba un sándwich de atún. ¿Irónico no?

— Te estás comiendo un pez procesado, Taejoon—dijo Jiseo volteando a verlo dos segundos para luego volver a mirar a Heeseung.

El chico estaba sentado bajo un árbol. Y Jiseo lo estudiaba. Se fijaba en cómo era en clases, si sonreía mucho o no, trataba de adivinar cómo era en personalidad. Y sí llegaba a tener algo igual que sólo ella sabía de él al escribirlo, se empezaría a asustar.

— Bueno pero dejaría de comer carne y pollo, solo comería atún—respondió orgulloso elevando el sándwich al aire.

— Así no funciona, idiota. Eres vegetariano o comes atún, tu eliges.

— Elijo una nueva rama de vegetarianismo llamada Ser vegetariano que come solamente atún.

Jiseo rodó los ojos al escucharlo y luego largó una risa sin poder creer con quien se juntaba desde hace años. Aunque el dato del tiburón blanco no solo sorprendió a todo el salón sino que mas a ella. Venía de escuchar pavadas todos los días y hoy por fin Taejoon había dicho algo inteligente.

— ¿Qué tiene ese chico, Jiseo? Si las miradas quemaran, el nuevito se estaría prendiendo fuego—volvió a hablar Taejoon, logrando que ella saque la vista de encima del pelinegro. Se encogió de hombros sin saber qué decir.

Jiseo esta vez volteó a ver a su amigo. Dudó en si contarle. Eso constaría darle a conocer dos grandes secretos; que era escritora en línea y que uno de sus personajes simplemente decidió cobrar vida. Jiseo tenía miedo de que Taejoon crea que ella estaba loca. Dudó tano que el chico simplemente cambió de tema al esperar respuesta, y Jiseo agradeció internamente.

— ¿Me ayudas con mi tarea de ingles?

— Está bien, vamos—Jiseo miró a Lee Heeseung por última vez y se fue del patio hacia adentro del edificio siguiendo a Taejoon por detrás.

Ya mucho Heeseung por hoy. Ahora debía intentar volver a la normalidad, aunque eso le lleve tener que hacer como que ningún personaje ficticio estaba sentado a unos bancos suyos tomando nota de la clase de Historia. ¿Que le costó a Jiseo? Una barbaridad. Sus ojos iban de inercia para donde se encontraba aquél pelinegro. Y no pudo apartar la vista de encima hasta que la última alarma sonó y él salió del salón sin mirar atrás.

Qué día.

THE BOOK ━━ Lee HeeseungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora