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En una tarde bastante nublada, Jiseo había decidido salir a caminar. Era estúpido, hasta su hermano Daeho le había gritado antes de salir que iba a llover en cualquier momento y que lleve paraguas. Ella hizo caso omiso y salió de su casa sin dudarlo.

En su bolso llevaba todo lo necesario para pasar una tarde tranquila y sola. De hecho, su idea principal era ir a la panadería de su papá a quedarse el resto de la tarde ahí, pero primero quería pasear escuchando música mientras leía un manga.

Largaba algunas risas mientras pasaba de página, siempre centrando su atención en la lectura al cien por ciento pero también fijándose cada tanto su camino. Hacía este recorrido casi siempre que estaba aburrida en su casa. Algunos dueños de locales ya la conocían de tantas veces que habituó este sendero marcado de memoria.

Cuando menos se lo esperó una gota cayó en medio de su entretenida lectura. 

Jiseo levantó la cabeza y miró al cielo, que de la nada empezó a mojarle la cabeza. Rápidamente se puso la capucha de su buzo y corrió por un techo que la refugiara. Largó una queja y guardó su manga en su bolso viendo las gotas caer cada vez con mas frecuencia.

¿Hm?

Ella reconocía la tienda donde estaba parada, era a dos cuadras de la panadería. Sonrió.

Ya que estaba ahí y por suerte había salido con su billetera, entró a la tienda y se compró un paraguas. Ahora sí, nada la podía frenar. A paso rápido, sintiendo un poco de frio, caminó hacia la panadería, y una vez estuvo frente a la puerta le invadió una sensación de alivio.

— ¡Hola, hola!—gritó felizmente mientras entraba, dejando el paraguas colgado a un lado de la puerta. Jiseo se secó los zapatos con un trapo que habían dejado en la entrada y se adentró al cálido lugar. — ¿Hay alguien aquí? ¿Papá, tío Baekhyun?

— ¡Aquí estooy!—su padre apareció saliendo de la cocina, justo detrás del mostrador. Sonreía y tenía su delantal puesto ya un poco sucio con harina. Por lo que Jiseo entendió que se encontraba amasando. — Hola, Jiseo.

— Hola, papá. ¿Por qué no hay nadie atendiendo?—ella pasó la barra, se quito buzo y bolso y los dejó colgados en un perchero que estaba sobre la pared a un lado de la puerta hacia el baño de empleados.

— Hoy viene un chico nuevo, tu tío tuvo que hacer un viaje de última hora a Jeju, su madre está internada. Así que necesito reemplazante momentáneo—contó su padre volviendo a la cocina y la chica siguiéndolo a paso tranquilo por detrás.

— Oh, ya veo. Luego le mandaré mensaje al tío Baekhyun.

El olor a dulce, vainilla y ralladura de limón invadieron las fosas nasales de Jiseo. Ella cerró los ojos y disfrutó. Luego se acercó al horno curiosa, ahí habían tres bandejas llenas de scones ya a punto de salir. Su estómago rugió.

— Se ve riquísimo—dijo mordiéndose el labio del hambre. — ¿Cuándo salgan puedo comer uno?

— Está bien.

— ¿Y me puedo hacer un café en la maquina?

— Bueno, ¡y nada mas, Jiseo! No abuses.

— No prometo nada.

Media hora mas tarde Jiseo se había sentado sobre una mesada y continuó su manga al mismo tiempo que se comía su segundo scone. Mientras tanto su padre trabajaba en unos rolls de canela al ritmo de un jazz bellísimo que se escuchaba en todo el local. De repente, cortando con esa paz silenciosa que ambos estaban disfrutando la campana de la barra había sonado.

— Debe ser el nuevo empleado, ¿puedes ir tú, hijita linda?

— ¿Al precio de...?—decía mientras marcaba su manga y se bajaba dando un brinco de la mesada.

THE BOOK ━━ Lee HeeseungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora