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— ¡Daeho, deja de comer, idiota, pesas mucho!—sufria Jiseo mientras pedaleaba como podía ya que volvió a perder el piedra, papel o tijera por tercera vez en la semana.

Y eso que recién era jueves.

— ¡Callate y seguí, esclava!

No le quedó otra mas que poner todas sus fuerzas en el largo camino a la escuela. Jiseo estaba lista para morir en el intento. Cada cuadra que completaba era una razón más para ahorrar y comprarse su propia bici. A la pelinegra no le salía muy bien el guardar dinero para un propósito de alguna compra. Es más, si lo logra es en un largo tiempo, ya que en el medio se va gastando partes de esa plata por mero gusto.

Obvio que la culpa del día después es dolorosa.

A penas llegaron a la escuela, ataron la bici en su lugar y cada uno se fue por su parte a su respectiva clase.

La pelinegra llevaba buscando a Taejoon hacía quince minutos y las clases estaban por comenzar. No se había quedado en su salón porque ahí estaba Chaekyung haciendo su show de todos los días, y Lee Heeseung atrás como un tonto enamorado. Jiseo no quería ver eso. Seguía admitiendo que no había forma de creer que ese chico había sido escrito por ella.

Era imposible.

Por otro lado Chaekyung había logrado conseguirse bastantes nuevos amigos. Ella solo llega media hora antes, radiante como siempre —hay que admitir que es una chica hermosa—, con su cabello moviendose al mismo ritmo que sus pisadas y millones de anecdotas que contar sobre sus estadías en Berlín, Japón y Australia.

Sus compañeros de clase estaban maravillados con ella. Jiseo creía que tal vez estaban bajo un hechizo que solo funciona en gente que le tiene envidia o le pone el ojo encima por mas de un minuto. Cosa que la pelinegra jamás haría, a menos que le paguen.

— ¿Dónde estabas? Te estuve buscando desde que llegué—Jiseo se sentó al lado de su amigo al mismo tiempo que fruncía el seño del malhumor mañanero que le había agarrado. Taejoon la miró saliendo de su trance.

— Caí en los encantos de Coca Cola Zero—ese era el sobrenombre que le habían puesto a Chaekyung. Así nadie sabría que estaban hablando de ella. — Llegué mas temprano y me quedé a escuchar a Coca Cola Zero contar como fue la vida en Japón—al chico se le notaba un interés tanto en los ojos como en el tono de voz. — Ya entiendo por qué Heeseung quiere salir con ella.

— ¡Él no quiere salir con ella!—soltó sin importarle que la oyeran. Por suerte la clase de ahora era casi que de decoración. La mayoría la usaban para terminar de maquillarse y jugar a algún juego en el celular.

— ¿No era que el nuevito no te interesaba amorosamente?—Taejoon largó una risa burlesca. Jiseo bufó.

— No me gusta, es solo que... —ella quería a alguien mejor para su Heeseung en vida, a pesar de que a veces confirme que son dos personas distintas. — No importa. Coca Cola Zero no es para él.

— ¿Y quién sí lo es?—cuestionó el chico cruzándose de brazos. Jiseo no pudo decir nada. — Dale una oportunidad. Aunque Coca Cola Zero parezca una hueca cualquiera es bastante inteligente, cuenta sus historias muy entretenida y tiene un gatito llamado Roquefort.

— Lo del gatito no me va a hacer cambiar de opinión sobre ella, Taejoon. Ya la conocemos de antes ¿recuerdas?—la chica acomodó su cabeza sobre el escritorio y cerró los ojos rendida. — Ella puede notarse así ahora y el día de mañana volver a ser la basura que en algún momento fue.

— Las personas cambian, Jiseo. Acéptalo. Eramos muy chicos cuando la conocimos por primera vez, no la juzgues y primero vuelve a conocerla—terminó por decir el chico, Jiseo tampoco acotó con nada mas y solo se quedó pensando un buen rato.

THE BOOK ━━ Lee HeeseungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora