Dead boy walking

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Advertencias: Cambio de edad: Yuuji 15, Satoru 17 | +18


Yuuji salió de la mansión pasadas las dos de la mañana. Mareado, el camino fuera del enorme jardín de la familia Zenin parecía un laberinto indescifrable; incluso cuando sus manos tocaron el metal frio de la entrada, no estaba del todo seguro de saber dónde estaba.

Para ser justos, nunca tuvo muchas oportunidades para embriagarse, pero ahora Yuuji podía afirmar que no era un buen bebedor. El dulzón un tanto irritante del vodka permanecía en su garganta y casi lo sentía por todo su cuerpo, cargando ese olor distintivo, suave, pero persistente.

Era agradable, sin embargo, le hacía sentir más adulto de alguna forma.

Arrastró sus pies hasta el semáforo al final de la calle, la luz roja parecía difuminarse ante su vista y tuvo que parpadear varias veces para que el mundo regresara a su sitio. Recargó su cuerpo en el poste y miró la luz atentamente, ahora siendo plenamente consciente del dolor en su costado izquierdo.

La pelea había sido rápida, en realidad, apenas si fueron empujones agresivos contra su cuerpo antes de que Maki, la anfitriona de la fiesta apareciera con una sonrisa falsa, amenazando a Mahito de sacarlo ella misma si no paraba. La pelinegra le dijo algo más estaba seguro, pero Itadori no podía recordarlo, justo ahora, lo único que su mente podía recordar era la amenaza divertida y cruel del peliazul.

Odiaba admitirlo, pero Mahito le intimidaba. El otro parecía disfrutar orillándolo en ese punto en que el miedo y la ira se vuelven desesperación.

Cruzó la calle cuando la luz se puso en verde, balanceándose torpemente. Debía pensar en algo, Yuuji no era tanto de planes sino de acciones, pero todas sus peleas anteriores con el mayor habían resultado en su contra, tan mal que el pelirrosa ya había visitado el hospital en dos ocasiones.

Su cabeza trabajaba como un círculo vicioso donde todo terminaba en una pelea que iba a perder. Había logrado mantener aquello en secreto hasta ahora, así que pedirle ayuda a Megumi o Nobara estaba fuera de discusión. Ni hablar de Choso.

Bueno, pensó con desgana, siempre podía cambiarse el nombre y mudarse a Kyoto.

Estiró su mano a un costado, rozando con la punta de sus dedos la piedra que rodeaba una de las muchas casas lujosas e innecesariamente grandes en aquella área de la ciudad. Se detuvo a observar la mansión. Era incluso más grande que la casa Zenin, resaltaba entre todo lo demás con aquel elegante blanco.

Se acercó un poco más. Los barrotes de la mansión también eran perfectamente blancos y lo separaban de una entrada menor pero igual de ostentosa de la estructura principal. El jardín en medio era impecable, con pasto bien cuidado y bonitas pequeñas flores en color rosa suave.

"Go-jo." Leyó en la fachada, en una placa plateada.

El apellido bailó en su cabeza con el resto de las ideas inconclusas.

"Go-jo" repitió y sólo entonces la realización le golpeó. Sintió el calor subir a sus mejillas de golpe.

Satoru Gojo, claro.

Trastabilló hacia atrás, con los ojos muy abiertos, mirando a su alrededor antes de volverse a acercar a los barrotes.

Así como el alcohol, el amor se escapaba de sus experiencias personales anteriores. Yuuji no recordaba haberse sentido atraído por alguien antes, no al menos de la forma en que el mayor provocaba que sus piernas temblaran y su pulso se acelerara.

Pero Satoru Gojo era tan lejano. Tan fuera de su alcance. Cursaba dos grados por encima de él y nada de la buena relación que Yuuji podía tener con sus amigos (Geto y Ieiri) parecía importar para Satoru quien, desde un principio, parecía evitar tanto como podía al pelirrosa.

Closer | GoYuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora