S08

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Todo a mi alrededor está oscuro, las luces en todo el edificio se han apagado, y me es imposible saber por dónde camino, nada es como el mapa que ha creado mi cabeza a través de los años, es como si este hubiera desaparecido.

Solo sé que estoy bajando las escaleras, no sé en qué parte del edificio estoy, solo sigo bajando y bajando, sin destino es específico, sintiendo el frío de la cerámica calar en mis pies descalzos.

La luz se enciende de golpe, justo cuando el suelo se ha vuelto completamente plano, y el resto de tramo de escaleras ha desaparecido.

Ahora con esta nueva claridad, veo el lobby, iluminado por una tenue luz amarilla, y frente a mi, mostrando una sonrisa, está esa desconocida, que ha pesar de serlo, no ha salido de mis pensamientos.

Esa chica que murió hace poco aquí, en este mismo lugar, y bajo mis propios ojos.

Las lágrimas caen por si sola, y no puedo hacer más que quedarme estática en mi sitio, sintiendo todo el peso de su fría mirada, que me quema hasta lo más profundo de mi ser. 

Su sonrisa sigue intacta, a diferencia de su aspecto, que cambió de un momento.

Pasó de tener un lindo vestido azul veraniego, a estar completamente desnuda frente a mi, con la sangre escurriendo por su rostro, moretones por todo su cuerpo, y un aro morado alrededor de su cuello, señal de asfixia.

—¿Por qué no me ayudaste, Jennie? ¿Eres acaso igual a ello?

No, no, no, no, no soy igual a ellos, yo nunca le haría daño a una persona.

Trato de decírselo, pero las palabras no salen, es como si alguien apretara mi garganta, y no dejara que nada entre o salga de ella, condenándome a asumir la culpa de sus acusaciones, sin ni una sola oportunidad de defenderme.

—Eres como tus padres, eres como Momo, eres como Lisa...

¡No, no soy como ellos!

¡Quería ayudarte, enserio quería!

¡Lo siento, lo siento!

Doy un paso para acercarme a ella, quiero suplicar su perdón, convencerla de que soy diferente.

Doy otro, otro, y otro, pero me sigo manteniendo fija en el mismo lugar.

Dejo de caminar, y doy paso a la desesperación, corro tan rápido como puedo, me muevo a un lado, me muevo al otro, pero sigo estática en mi sitio.

Pronto siento una ligera presión en mi cintura, luego en mis brazos, y por último en mi cuello, presión que me asfixia.

Volteo hacia atrás, y esta la razón de todos mi lamentos, con esa tétrica cicatriz en su rostro, y ese asqueroso tatuaje en su cuello, Lisa es quien me sujeta, con esa estúpida sonrisa, la misma que lleva en cada jodido minuto del día, la sonrisa que al tan solo verla, puedo saber que estoy a apunto de ser victima de alguno de sus juegos.

Trato de correr lejos de ella, estiro mi mano hacia la chica, en un inútil intento de pedir su ayuda.

Ella solo se ríe.

—¿Cómo se siente, Jennie? El estar a merced del peligro, y que solo te observen, que nadie te ayude.

De un momento a otro el panorama ha cambiado, ya no estoy siendo prisionera por Lisa, ni tampoco estoy de pie.

Ahora sentada a horcajadas sobre un cuerpo que desconozco, pero con un rostro que recuerdo a la perfección, un rostro desfigurado, del que chorrea sangre a montones.

Una arcada llega directo a mí ante tal imagen, quiero alejarme de inmediato, pero sus brazos me sujetan por el cuello, inmovilizándome.

—Nadie va ayudarte, Jennie... Como tu no me ayudaste a mi.

Blind. || Jenlisa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora