Érase una vez, todos teníamos un demonio gris dentro de nosotros y tenía un deber de alborotar cuando nuestro estado de ánimo no era normal. A veces es cuando nos irritamos y nos molestamos por algo trivial, a veces viene cuando estamos asustados, y...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Aiyaret creía que, aprovechando el hermoso sol y leve viento del ambiente, podría invitar a su novio a cenar, además estaba hambriento. Pero tan pronto salió del auto y dio unos pasos por el pasto, vio frente a él un campo de equitación, y su apetito cayó a un nivel negativo.
El olor a excremento de caballo y suciedad era algo a lo cual no estaba acostumbrado y debía tomárselo con calma. Un hombre bastante pulcro como él, jamás habría pisado un lugar así en absoluto, si no fuera porque Nhai estaba en el club hípico, y él había ido a recogerlo.
Estaban en el tercer año y tenían que hacer actividades extracurriculares, y si bien quería estar en el mismo club que Nhai, el olor a caca de caballo en ese club es realmente insoportable.
El viejo par de ojos de roble, buscó una figura familiar en el amplio campo, no
era difícil ubicarlo ya que era el único con largas piernas.
Se colocó en el margen de la valla, y observó a Nhai, quien estaba sujetando las riendas, moviéndose tanto él como el cuadrúpedo. Cruzaba los obstáculos de un lado a otro, hasta que el maestro que lo observaba asentía con la cabeza y anotaba en un papa el con cara de satisfacción. Luego él galopó hacia una esquina, saltando ágilmente de la silla antes de atar la correa con su nombre. Cuando se giró para verlo, agitó su mano y empezó a caminar hacia él, quien lo esperaba con una gran sonrisa.
ChenNhai era muy bueno montando a caballo, por eso había elegido el club de equitación para sus actividades extracurriculares. ¿En cuanto a Ai? Por supuesto, estaba en el club de música. Tuvo algunas actuaciones, tocó algunos temas con el piano, y el líder del club lo dejaba ir a donde quisiera. Por lo tanto, siempre disfrutaba cuando Nhai montaba a caballo y, recién en ese momento, sonrió felizmente al inhalar el olor de la hierba.
"Nhai es tan genial".
"Tiene piernas muy largas; me gustaría acariciarlas, aunque sea una vez."
Ayaret miró hacia la fuente de la voz cuando el nombre de Nhai fue pronunciado en el diálogo. Vio a dos estudiantes menores de pie hablando, no le sorprendió sus dichos ya que sucedía a menudo. Era verdad, Nhai era muy genial, pero esas piernas, eran muy agradables al tacto. ¡Pero sólo para que yo las toque!
"Ai, ¿Cuánto tiempo has esperado?
"Acabo de llegar, no he esperado mucho tiempo." Aiyaret respondió a una amplia sonrisa que se acercó a él, pero miró a las dos mujeres que se que se acercaron a Nhai portando una etiqueta con sus nombres, colgadas por el cuello, que dice 'Primer Año'.
La mayoría de los de primer año, no sabían que él y Nhai estaban saliendo.
Una de las niñas tenía una botella de agua cristalina en la mano, la cual fue entragada a su novio... ¡delante de sus ojos!
"¿Phi Nhai? Traje agua." "¿Para mí?"
"Sí, gracias por ayudarme a conducir el caballo por mí el otro día."
