Kim Namjoon se encuentra al mando de la mafia más poderosa en todo el territorio surcoreano. A pesar de su juventud, logró posicionar su clan en la cúspide del inframundo criminal. Su notable destreza en el liderazgo garantizó que la jerarquía de lo...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Taehyung experimentó una intensa angustia que parecía aplastar su pecho. ¿Su hermano le había encontrado? Sin duda, no esperaba este encuentro tan pronto, y no se sentía preparado para ello. Los nervios se apoderaron de él, mientras la ansiedad aumentaba. La opresión en su pecho se volvía abrumadora, dificultándole respirar correctamente. Jungkook se percató de esto, por lo que rápidamente lo sujetó de los hombros, obligándolo a encontrarse con sus ojos llenos de determinación.
—No dejaré que nadie te aleje de mi, ¿de acuerdo? Respira, amor. Aquí estoy.
El tono amoroso y lleno de confianza del contrario ayudó a Taehyung a intentar recobrar la calma. Inhaló profundamente, concentrándose en los ojos que lo miraban con afecto. Gradualmente, sintió el aire fluir normalmente, y sin poder articular palabra, simplemente asintió.
En ese instante, Jungkook sacó el arma que siempre cargaba consigo, creando un vacío enorme en el estómago de Taehyung al imaginar que personas importantes para él podrían resultar heridas, aumentando la angustia en su pecho.
—K-kook, dijimos p-pacíficamente —balbuceó Kim con nerviosismo.
El mafioso notó la mirada suplicante de su novio. Taehyung deseaba con todo su corazón que las cosas no se complicaran demasiado. Realmente esperaba que Jungkook pudiera cumplir su petición, que a los ojos de un mafioso podría parecer ridícula.
El azabache soltó un suspiro profundo. —Lo intentaré, pero no puedo prometerte nada.
Mierda.
El disgusto en la mirada de Jungkook resultaba evidente; el menor estaba claramente aterrado por lo que pudiera suceder. Un pensamiento punzante cruzó la mente de Taehyung, haciéndolo sentir culpable al pensar que todo era responsabilidad suya por enamorarse de quien no debía.
¿Estaba a tiempo de arrepentirse?
Quizás. Sin embargo, no era su deseo. Ya había tomado la decisión de permanecer al lado de Jungkook, dispuesto a enfrentar cualquier adversidad por él. Si en el camino tenía que atravesar el infierno entero, lo haría con gusto, incluso si eso implicaba quemarse en el proceso.
Le parecía asombroso cómo todo había cambiado en tan solo un abrir y cerrar de ojos. Apenas unas horas antes, se despertaba en la felicidad que los brazos de su novio le transmitían. Y ahora, toda la mansión estaba siendo atacada.
El estruendo de los disparos resonaba por todo el lugar, perturbando demasiado a Taehyung. El recuerdo del día en que perdió a sus padres amenazaba con evocarse en su memoria; de no ser por Jungkook, posiblemente ya habría sufrido un ataque de ansiedad.
—Tae, tengo que sacarte de aquí.
La imperturbable expresión en el rostro de Jungkook resultaba sorprendente, especialmente dada la situación en la que se encontraban. Esto llevó a Taehyung a sospechar que quizás ya estaba bastante habituado a este tipo de escenarios.
