III

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Jimin salió del hotel antes de que oscureciera. Su ropa finamente inmaculada, un andar elegante pero imponente, Jungkook lo observaba desde la ventana de su hotel.

Cada paso de esa inocente criatura le hacía latir el corazón y querer protegerlo, iba hablando por teléfono y un auto casi lo arrolla por descuidado.

-Niño tonto - dijo en voz alta y sonrió al ver ese peligroso arte de hablar por teléfono en la calle.

&Koo... calle Brouwersgracht, chaqueta azul, pantalón blanco y dos bolsas de Vitorino &

Jungkook leyó la instrucción y salió del hotel vestido totalmente de negro. El arma estaba justo donde había ordenado se la dejaran, un campanario donde podía mirar ampliamente y ejecutar su misión con éxito.

Vigilando en ese lugar, vió el tipo vestido como se indicaba, las dos bolsas en su mano indicaba qué era el correcto.

Lo puso en su mira, su cabeza fue el blanco para terminar y estar libre para ir a cenar con su vecino.

Faltaban tres minutos para las siete y el sol comenzaba a meterse haciendo que el paisaje se viera color naranja, poco a poco oscurecía y si no disparaba ya, el sonido de las campanas seguro lo dejarían sordo por mucho tiempo y necesitaba escuchar todo lo que su vecino tuviera por decir.

Puso su dedo en el gatillo, perfeccionó la visión y.... Justo antes de disparar el hombre cayó muerto de un disparo certero en la cien. 

Jungkook enloqueció, con la misma mira del arma comenzó a buscar, la gente comenzó a correr, dispersandose como aves espantadas.

Su sangre cayó a sus pies de repente al ver a su vecino caminar por ese lugar sin saber lo que ahí pasaba. Veía la gente correr y el castaño mirar a todos  lados, un tirador además de el estaba en ese lugar.

-Maldición Jungkook exclamó y dejó el arma en ese lugar, en su camino de bajada se quitó los guantes y los guardó en su mochila. Salió a la calle hizo lo que la mayoría de la gente, correr como ellos.

De improviso llegó hasta Park, lo tomó de la mano y corrió con el.

-Jungkook ¿Qué pasa? - preguntó el castaño siguiéndole el paso.

-Corre primero,- al tiempo que corría con su vecino de la mano miraba al rededor a ver si podía ver al estúpido que se le adelantó.

Unos minutos después de correr un poco, al fin llegaron a un lugar mas tranquilo. Jimin llevaba bolsas de compras qué Jungkook por inercia arrebato de sus manos y cargó mientras caminaban respirando con menos agitación.

-¿Que ha pasado ahí? - el castaño preguntó a su Salvador.

-Según escuché - respondió nervioso el vecino de la azotea - le dispararon a alguien.

-Oh por dios - Park devolvió su mirada hasta ese lugar.

-Debemos ir a cenar, no tiene que ver con nosotros - serio le propuso Jungkook.

-Tienes razón - Park se dejó llevar.

Una deliciosa cena, una charla de todos los temas, una copa de vino tinto al final y una caminata a la luz de la luna volviendo a su hotel.

Las bolsas de compras del castaño jugaban en las manos del vecino de la azotea, daban vueltas en el aire y ambos reían por las ocurrencias del enigmático Jungkook.

En un momento, algo pasó qué una de esas bolsas fue a caer directo a un deposito de lava qué se exhibia en el parque por el  que cruzaban.

La bolsa y su contenido fue devorado por el  incandescente liquido.

DORMIRÉ CON EL ENEMIGO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora