XVI

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Dae despertó y vió de lejos en silencio, trabajar a Yoongi en su computadora.

Lo observó por largo tiempo y sacó una conclusión sobre el.

-Señor Min - el pequeño llegó hasta Yoongi. - si supiera que mi papá es policía ¿usted seguiría siendo su amigo?

-Creo que sería mi mejor amigo - Min respondió educadamente.

-Cierto, un policía y un asesino a sueldo seria bueno que fueran amigos, así mi papá puede ayudarle su usted se mete en líos - el niño le dijo sin preocupación.

-Pero de donde sacas que soy un...

-No se nada señor Min, no le diré a nadie se lo prometo, aunque mi papá sea policía no le diré nada. - Dae volvió a decir como si fuera una platica de amigos.

-Mejor te llevaré a casa, - Yoongi se levantó de su asiento.

Después de dejar al menor en casa de sus padres salió a la calle, iba seguido muy de cerca por alguien. Pero inocentemente no se dio cuenta.

Llegó a un local de comida, compró, volvió y compró un café y regresó a casa.

Nada extraño.

Jungkook quien lo seguía, enfadado por el tiempo perdido dejó de hacerlo y fue también a comprar algo de comer.

Al volver a su departamento, era todo tan silencioso, la soledad de ese lugar lo comenzaba a agobiar tanto, que deseaba tener merodeando por ahí a su castaño, las ocurrencias del pequeño Tommy, y hasta los gritos de Hanna.

-Te has tardado demasiado en seguir a Yoongi - una dulce voz dijo desde la oscuridad.

Jungkook encendió la luz y vió a su castaño sentado en el sofá del fondo.

Sutilmente se acercó a él y lo besó. El instinto de Park le dijo que le repudiara, que había la posibilidad de que fuera el asesino de la única persona que lo había cuidado, pero su cuerpo no reaccionó a la orden. Todo lo contrario; siguió la línea de sus labios y la cubrió con los suyos. Su piel se erizó con la percepción de un nuevo sentimiento que no sabía que necesitaba y que ahora no podía dejar ir. Se dejó llevar por la novedad, por la sensualidad y por el sabor.

Los maderos del suelo enviaron el eco de unos pasos que se acercaban. El instinto de Jungkook fue el más rápido en reaccionar. Agarró a Jimin en un fuerte abrazo, tapándole la boca para evitar ruidos delatores, y se escabulló hacia el refugio de la habitación más cercana.

Le apretó contra su pecho mediante una llave que conocían muy bien y que utilizaban para atrapar a enemigos desprevenidos por la espalda. También conocían la manera de librarse de ella en caso de que la tuvieran en su contra, pero Park no hizo uso de ese conocimiento. Se centró en el contacto del cuerpo ya desnudo de Jeon, que se presionaba contra su espalda.

Era la primera vez que se juntaban así en ese departamento, fuera de sus lechos donde no era atípico arrejuntarse para obtener calor. El corazón le martilleó en los oídos mientras su propia anatomía reaccionaba a las múltiples percepciones que lo invadían.

Jungkook también agradecía la inesperada situación por permitirle el roce de sus pieles. Sintió la debilidad de Park entre sus brazos y tuvo un arrebato. Acarició su pecho desnudo, que vibraba al ritmo de la presión acelerada, y descendió hacia su estómago plano. Encontró la tela de su prenda íntima, tensada por efecto de una erección que rodeó con los dedos y que ocasionó una sacudida de sorpresa.

-¿Te gusto?-le deslizó por el oído.

Park asintió bajo la presión de la mano que todavía le aprisionaba la boca. Por un lado se sentía extraño. Había destruido todas sus defensas en un instante y se sentía vulnerable como ningún asesino de su clase debía estarlo. Pero por otro estaba aliviado de dejar ir ese secreto, de que volara. Y del cosquilleo que hormigueaba por su cuerpo ahora que se habían roto las cadenas.

DORMIRÉ CON EL ENEMIGO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora