» Princesas de papá

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- Buenas buenas, familia. -Manuel entró a la mansión con una sonrisa resplandeciente y se dirigió a su novia quién lo esperaba al principio de las escaleras.

El solo la abrazó, pero la pelinegra fue quien lo tomó de las mejillas y unió sus labios en un beso.

Betty, quién estaba tras su esposo, se puso de puntillas y cubrió sus ojos con sus dos manos. - Para que no te de un infarto. -dijo en su oído con diversión.

El hizo un puchero. - "Familia". -bufó. - ¿Quién se cree que es? Solo es el idiota que me robó a mi princesa.

- Nuestra, ahora es nuestra. -Manuel quién ya se había separado de su novia lo corrigió. Se acercó y estiró su mano a su suegro. - Hola, señor Jones.

Jughead rodeó sus ojos y lo tomó de la muñeca para que bajara su mano. - No saludo a idiotas.

- ¡Papá! -Valerie lo retó avergonzada.

El pelinegro rodeó sus ojos y estrechó su mano con la del menor rápidamente. - Le haces algo y... -dejó de hablar cuando su hija se le adelantó.

- Supéralo. -le dedicó una mala mirada. - Ya tenemos más de tres años juntos. -le recordó.

- No me interesa. -él pelinegro dijo serio.

En eso la puerta se volvió a abrir, y por esta entró Sarah junto a su novio. - ¡Hola! -celebró al verlos.

Ya tenía un par de meses estudiando en la universidad de Columbia, en New York. Se había mudado con su novio luego de que volvieron y por supuesto al estar en otro estado y ocupada con sus estudios no tenía mucho tiempo para visitar a su familia.

Pero claro, ese día era más que necesario que estuviera en casa porque era el cumpleaños de su padre que era al día siguiente, por lo que toda la familia se reuniría de nuevo, al menos por ese fin de semana.

Su sonrisa se ensanchó al ver al pelinegro y se apresuró a acercarse a él. Lo abrazó con fuerza y se guindó en el como un koala, entonces él, riendo la tomó para que no se cayera.

- Feliz casi cumpleaños papi. -murmuró sin separarse.

- Gracias, princesa. -besó su frente. - Te extrañé.

- Y yo a ti. -cuando se separaron vió a su madre y la abrazó de la misma forma. - A todos los extrañé. -admitió.

Betty sonrió y besó su mejilla. - Nosotros a ti, créeme. -asintió.

Sarah soltó una risita. - ¿Y mi pequeño? -cuestionó.

- Pequeña la de tu novio. -Marco dijo bajando las escaleras.

- ¡Marco! -Betty lo retó dándole una mala mirada.

El sonrió de lado. - ¿Que? Yo no soy pequeño. -se defendió.

- Uy si, tienes once años, eres todo un adulto. -Sarah se burló cruzada de brazos.

- No solo tengo once años, soy preadolescente. -dijo con orgullo. - Por lo que comienzo a razonar mejor y entiendo mejor las cosas de los "grandes". -hizo comillas con sus dedos. - Así que cuando tengan una conversación de adultos no pueden excluirme.

- De hecho, si podemos. -Valerie intervino. - Sigues sin ser adulto. -le enseñó su lengua.

- Debe ser que tú con ese comportamiento eres muy adulta. -Marco se burló.

- Bueno, en fin, ¿Me saludas o no? -Sarah le preguntó a su hermano menor. - Así me recibes luego de dos meses sin verme.

El rió y se acercó a abrazarla, mostrando su clara diferencia de altura. Claro, el tenía once pero definitivamente había heredado la altura de su padre, por lo que ya medía casi 1,60 mientras que su hermana solamente media 1,54.

One Shots | Ballerinas | Bughead | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora