VICTORIAEs noche de combate.
Para mí siempre son las noches más esperadas, significan día de cobro y, además, puedo golpear a algún idiota. Son todo ventajas.
Odio tener que dejar a mi hijo con Dani, ella debería estar descansando para ir a clases o estudiando para algún examen y no haciendo de niñera de su sobrino. Por desgracia, tenemos que adaptarnos a las circunstancias, y actualmente estamos en una situación un tanto delicada.
—Concéntrate.
Miro a Adrien a mi lado, estamos solos en el vestuario, sus ojos fijos en los míos con alguna clase de urgencia en su mirada.
Esta noche parece nervioso, no suele estarlo antes de mis combates, él sabe que ganaré, siempre lo hago. No tiene que preocuparse por mí o por no cobrar el extra que nos dan por cada victoria o por vencer con un K.O., yo siempre gano.
—Estoy concentrada, no te preocupes, ganaré.
Mis palabras no parecen tranquilizarlo y empiezo a fruncir el ceño.
—Este es un combate importante, tienes que estar preparada. —Me lanza una botella de agua que atrapo al vuelo.
—Es como cualquier otro. —Abro la botella y lo miro—. No hay nada diferente, saldré ahí, le daré una paliza y cobraremos lo nuestro al final de la noche.
—Bébete eso, necesitas hidratarte —responde de forma distraída.
—Gracias.
—Mmm, sí, voy a..., voy a esperarte fuera —dice caminando de espaldas hacia la puerta.
Lo veo marcharse fuera del vestuario. Aun cuando la puerta se cierra sigo mirando ese punto, no puedo encontrarle lógica a su comportamiento. Levanto la botella y me la llevo a los labios justo cuando el teléfono, que está guardado en mi bolsa, empieza a sonar. Es mi hermana.
Me lanzo desesperada hacia la taquilla donde lo he dejado todo guardado, con algunos escenarios horribles dibujándose en mi cabeza: Roro herido, Dani herida, la casa explotando, un atraco... Siento que empiezo a sudar justo cuando me lo llevo a la oreja.
—¿Qué ha pasado?
—¡Mami!
—¿Estás bien? ¿Ha pasado algo? ¿Está bien tu tía?
—Estamos bien, Vicky, relájate. —Escucho decir a mi hermana con una pequeña risa por mi exageración—. Solo llamábamos para...
—¡Mucha suerte, mami! —grita Roro interrumpiéndola—. ¡Haz que muerda el polvo!
—¡Rodrigo! —Daniela le reprende indignada, aunque yo sé que es ella quien le enseña esas palabras.
—Gracias, pero deberías estar en la cama durmiendo hace más de una hora. —Vuelvo a sentarme en la banqueta—. Ambos.
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Victoria - Bilogía Invicta
Teen FictionLa vida de Victoria González es un desastre. Es una mamá osa protectora que boxea de noche y sirve mesas de día y, aun así, apenas puede llegar a fin de mes. Lo que menos necesita es un guapo y sexy inspector vigilando su trasero a cada paso, menos...