La vida de Victoria González es un desastre. Es una mamá osa protectora que boxea de noche y sirve mesas de día y, aun así, apenas puede llegar a fin de mes.
Lo que menos necesita es un guapo y sexy inspector vigilando su trasero a cada paso, menos...
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CARTER
Odio las multitudes y definitivamente odio este tipo de ambientes. Solo he venido por Nathan y porque me dijo que era posible que Colton estuviera aquí. Sé que no puedo hacer nada en estos momentos contra él y aun así estoy aquí esperando que me lo ponga en bandeja.
Este sitio no está mal en comparación con los agujeros que he visto donde se celebran las peleas clandestinas. Ese tipo de lugares pondrían los pelos de punta a cualquiera, y los cuerpos abandonados que se encontraron allí...
Mis pensamientos se ven interrumpidos cuando veo a Victoria salir por las puertas del vestuario seguida de Kathy. El público aclama cuando la ve aparecer y no sé qué pensar. ¿Es ella quien va a luchar?
Apenas tengo un intercambio de palabras con Victoria antes de que suba al cuadrilátero y me sorprendo por completo al darme cuenta de que ella es el famoso —o más bien, famosa— Macho González.
La observo alejarse de nosotros con pasos decididos. Es elegante en sus movimientos y en cada paso derrocha fuerza y seguridad. Me recuerda a un gran felino con su actitud, y la mirada en sus ojos es la de un tigre acechando a su presa.
La mayoría de nuestros encuentros son parecidos. Supongo que ambos tenemos una actitud de mierda y chocamos demasiado por ello. A ella no le gusto en absoluto y el sentimiento es mutuo, bueno..., no del todo, a mí sí que me gusta verla moverse, o verla, en general.
—¿Estás bien, Kathy? —le pregunta Nath a su hermana después de dejar a la otra chica en el cuadrilátero.
—Creo que solo estoy cansada o nerviosa —dice sentándose en una silla plegable.
—Todo va a ir bien, Vicky es la mejor.
—Lo sé... —Se pasa el dorso de la mano por la frente perlada de sudor antes de darle un sorbo a una botella de agua—. Serán solo nervios, siento que el corazón me va a estallar.
—Ya va a empezar. Respira, esto acabará pronto.
La pelea empieza y no puedo apartar la vista de ella, sabe jugar sus cartas, es lista, no ataca primero, analiza al contrincante buscando sus puntos débiles, estudiándolo. Es un pequeño demonio muy inteligente.
—Colton está aquí.
Me vuelvo hacia la voz de Nathan y miro hacia donde señala discretamente. En efecto, allí está rodeado de su séquito y de sus guardaespaldas.
—No hagas nada estúpido —me advierte.
—¿Acaso te parezco alguien estúpido? —inquiero alzando una ceja.
—Estúpido es tu segundo nombre.
Ruedo los ojos y, aunque intento concentrarme en el combate, no puedo apartar la vista de Farley. Está hablando la mujer que está a su lado. Ella sonríe y se retuerce un mechón del cabello mientras él le susurra algo en el oído.
