POR ALGUNA RAZÓN, ME SENTÍA EXTRAÑA. MIS LATIDOS GOLPEABAN CON INTENSIDAD MIENTRAS LA FA LTA DE AIRE PROVOCABA QUE MI INTERIOR COLAPSARA. MARCUS NO PARABA DE MIRARME, Y, NO ERA COMO QUE ME SINTIERA INCÓMODA, SIMPLEMENTE ME RESULTABA EXTRAÑO QUE ALGUIEN ME MIRARA DE LA MANERA EN LA QUE YO MIRABA A PEDRO. Involuntariamente reí, cual adolescente en su primera cita, y, no pude evitar sonrojarme ante ello.
- ¿Cómo te fue hoy? - preguntó mientras bebía de su café. Suspiré mientras me acomodaba en el asiento. - ¿Puedo hacer algo para compensarlo? - negué con la cabeza mientras reía.
- Supongo que hay días malos, ¿no crees? - tallé mi rostro un par de veces, antes de tomar la taza al frente - pero no puedo negar que el café me devuelve a la vida.
Ambos reímos mientras conservabamos de temas sin importancia. La naturalidad con la que la conversación parecía tomar curso, me sorprendía. En especial, cuando con la única persona con la que podía fluir de aquella manera era Pedro. Incluso ahora, me maldecía, intentaba no pensar en él, más de lo que debía, sin embargo, mi mente encontraba cualquier oportunidad para hacerme saber que a él quería. Sin embargo, al mirar a Marcus, no podía evitar sentirme culpable, aunque claro, este nunca había dicho algo que fuera oficial y lo que sabía eran rumores, simples rumores.
- Piénsalo - comentó - ¿Qué te haría feliz? - pregunto. "Pedro" pensé - piensa en algo que sepas que tu corazón latirá con fuerza, donde sientas que la falta de aire se sienta como adrenalina y que cada suspiro sea de felicidad.
No pude evitar mirarlo, mientras sonreía.
- No tienes qué responder - expresó - pero, es bueno considerarlo, ¿Qué nos hace felices?.
- ¿A ti, qué te hace feliz? - pregunté, sabiendo que podría arrepentirme. Marcus parecía meditar. Podía notar su semblante levemente fruncido, sus manos apoyadas, justo por debajo de la barbilla, mientras balbuceaba palabras inentendibles pero, mirándome en todo momento. Mi respiración se pausó al verlo sonreír.
Sintiéndome tonta por hacer aquella pregunta.- Bueno, hay muchas cosas que me agradan, y obviamente me hacen feliz. - explicó - por ejemplo, Max, mi mascota - ambos reímos - mi trabajo, y... las personas que me rodean, ahora - sonreí ligeramente ante su suave mirada - de nueva cuenta, volví a tomar un sorbo de café - y claro, ¡la comida!.
Ante su efusividad no pude evitar reír de más, sin pensar que mi acto, provocaría el acercamiento de nuestros cuerpos.
Su rostro quedó tan cerca del mío, como para apreciar con lentitud y claridad la tonalidad de sus ojos. Podía escuchar su suave respiración mientras Marcus no apartaba su mirada, de mi. Incluso, podía sentir su fragancia amaderada. Me sonrió mientras retiraba un mechón de mi rostro. Y, en ese momento, sentí un revoltijo en mi estómago al sentir su nariz rozar junto a la mía.- ¡Sofi! - interrumpió Amelia, la mejor amiga de mi madre. Sonreí ampliamente al mirarla, en especial, cuando mi pecho se sintió aliviado. Ni siquiera yo era capaz de controlar y descifrar mis propias emociones - Cariño, no me has visitado - expresó con suavidad, arrugué el rostro con vergüenza. Amelia me miró dulcemente - Supongo que podré visitarte.
Asentí con una sonrisa.
- Antes de mudarme - ambos me miraron sorprendidos, en especial Amelia. Aquella mujer, había sido mi apoyo incondicional, al igual que Pedro cuando mi madre murió. Después de su muerte, Amelia se convirtió en una segunda madre para mí. Ella y Pedro hicieron que su ausencia no fuera tan cruel ni dolorosa - En la quinta avenida.
- ¿ Con Pedro? - preguntó, logrando ruborizarme - No sabía que tenían una relación. Pero me alegro mucho, me sorprende cuánto tiempo les tomó.
- ¿Qué? ¡No! - intervine, en especial, al ver el rostro de Marcus - En el edificio de Pedro pero eso no tiene nada qué ver - aclaré con nerviosismo.
Amelia hizo una mueca ante su comentario, pero rió levemente al ver a un Marcus completamente pálido.
- ¡Qué despistada soy! -comenté mientras tallaba mi rostro - No los he presentado, Marcus, ella es Amelia, como mi segunda madre. Amelia, él es Marcus, un amigo del trabajo - el ojiazul se levantó de su asiento para saludarla mientras esta me miraba con picardía y correspondía.
-Es un placer conocerte. Me alegra saber que mi rayo, convive más - fruncí el ceño ante ello.
- ¿Rayo? - preguntó Marcus, con interés.
Antes de que esta pudiera responder, una tercera voz se unió a nuestra conversación.
- ¡Rayito! - mis ojos se abrieron a la par, al escuchar la voz de Pedro detrás de Amelia. Este mantenía una sonrisa en su rostro - ¡Amelia! - abrazó eufusivo a la mujer mientras esta le correspondía.
Miré a Marcus, quién se miraba extrañado ante la situación, sin embargo, sabía que pudo descifrar todo - Marcus... - respondió con un tono frío, acto que no paso desapercibido para todos.
- ¿Qué haces aquí? - preguntó esta.
- He venido con Sarah - mis latidos se hicieron más lentos al mirar a una mujer rubia a sus espaldas - Ella es Sarah Gadon, mi novia.
En aquel instante, deseé no estar más en aquel lugar, clavé mis uñas en las palmas de mis manos para evitar derrumbarme en aquel instante. Sonriendo, por compromiso.
- Ellos son Marcus, Amelia y Sofi - esta respondió con una sonrisa, sin embargo, al toparse conmigo, no hizo más que mirarme de pies a cabeza, como si intentara inspeccionar cada rasgo de mi, volviéndose un tanto incómodo. Miré en dirección de Amelia y Marcus, quienes miraban a la mujer y luego a mí - Nos tenemos qué ir - expresó este mientras se despedía y la rodeaba por la cintura.
No pude evitar mirar hasta que estos desaparecieron del establecimiento mientras mis esperanzas se rompían poco a poco, al igual que mi corazón.
- ¿Todo bien, cariño? - preguntó Amelia mientras, yo, simplemente controlaba mis emociones y asentía. En segundos, sentí las manos de Marcus acariciar suavemente mi espalda, como si con aquello pudiera reconfortarme. Le regalé una sonrisa, provocando que este sonriera de vuelta.
- Estoy bien - respondí con falsa seguridad, a pesar de que, Pedro, nuevamente se llevó consigo un corazón que no le pertenecía.
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𝑪𝑹𝑼𝑬𝑳 𝑺𝑼𝑴𝑴𝑬𝑹 ━━ 𝘱𝘦𝘥𝘳𝘰 𝘱𝘢𝘴𝘤𝘢𝘭
Fanfiction❝ Y no puedo evitar amarte y odiarte al mismo tiempo ❞ Donde Pedro se encuentra entre la espada y la pared, tratando de decidir si seguir a su corazón o hacerle caso a la razón. ❝ Porque mirar tus ojos, se siente tan cálido, tan real ❞ PEDRO PASCAL...