❝ Y no puedo evitar amarte y odiarte al mismo tiempo ❞
Donde Pedro se encuentra entre la espada y la pared, tratando de decidir si seguir a su corazón o hacerle caso a la razón.
❝ Porque mirar tus ojos, se siente tan cálido, tan real ❞
PEDRO PASCAL...
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LA CASUALIDAD SON AQUELLAS CIRCUNSTANCIAS QUEOCURRENEN LA vida de las personas de manera inesperada mientras que el destino, es un conjunto de pistas, que el universo pone en el camino, señales que con el tiempo adquieren un peso mayor o una enseñanza. La facilidad con la que las cosas cambian de manera sorpresiva parece sorprender a más de uno. Un día puedes encontrarte en casa, disfrutando del tiempo libre y en otro, puedes estar huyendo de lo que considerabas una buena vida. Salirse del camino no era algo que le agradara al contrario, siempre era alguien meticulosa con respecto a los planes y detestaba por completo cuando algo ya no estaba bajo su control.
Tal vez por eso siempre se sintió atraída ante Pedro, la forma tan escandalosa que este era, siendo un torbellino de emociones a su paso, le hacía querer concentrarse ahí. Pedro siempre tenía esta actitud fresca, bastante amigable y comprensivo, tanto que al detectar alguna anomalía en el rostro de sus amigos, sería alguien tan insistente y doloroso hasta no averiguar qué sucedía, así era Pedro y así le agradaba a ella.
— ¿Qué sucede en esa cabeza tuya, rayito? — escuchó una voz a lo lejos. No tenía que pensar mucho para saber quién era. Aquel acento chileno le hacía experimentar sensaciones ❝ extrañas ❞, aunque aquello era una vil mentira, porque aquellas sensaciones llevaban nombre.
La paz y tranquilidad que este lograba transmitirle, decía mucho de Pedro como persona, era alguien tan cálido, como el verano y la alegría que emanaba le asimilaba a los rayos de sol. Ni siquiera ella misma podía comprender por qué Pedro había optado por ❝ rayito de sol ❞ como apodo. Esta simplemente se consideraba todo lo contrario a lo que aquel apodo significaba. A pesar de que siempre intentaba hallar alguna respuesta, nunca la encontraba y preguntarle a Pedro, solo haría que este diera círculos y que esta se encontrara en el mismo punto.
— En lo odioso que te ves hoy — comentó la chica con las cejas levantadas antes de beber un poco de champagne.
El rostro de Pedro se contrajo haciéndose el ofendido mientras caminaba hacia ella. Solo fue en cuestión de segundos, que la mente de esta viajó a un lugar remoto, perdiéndose entre sus pensamientos. Ni siquiera podía entender cómo se encontraba tan escandalizada al únicamente mirarlo caminar. Tal vez eran sus pasos lentos y desordenados que le hacían no dejar de mirarle, o tal vez su esencia.
— Déjame decirte que... ante tu envidia, hoy he despertado de maravilla. Así que no es tu presencia lo que me tiene feliz y tampoco lo arruinará — comentó este bromenado mientras bebía un trago de whiskey.
Ambos soltaron una carcajada escandalosa antes de prestar atención a su alrededor. La multitud se encontraba entretenida, Pedro había realizado una pequeña fiesta en honor a su cumpleaños número cuarenta y cinco. Entre los invitados se encontraba Sofia, ambos se conocieron cinco años atrás, cuando Pedro recién ingresaba al cuarto escalón de la vida y Sofia al segundo.
