━━━━━ 06. TRIÁNGULO AMOROSO

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EL DÍA HABÍA LLEGADO, SARAH, PEDRO Y YO, NOS ENCONTRABAMOS EN EL departamento de este

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EL DÍA HABÍA LLEGADO, SARAH, PEDRO Y YO, NOS ENCONTRABAMOS EN EL departamento de este. Podía escuchar la conversación de fondo, pero, por alguna razón no podía mantener la atención en ellos.

— ¿Pedro Pascal? — preguntó sorprendida Sarah — ¿Saliendo con alguien?... — de inmediato la miré,  la rubia mantenía sus ojos en Pedro, este trataba de hacer el menor contacto visual, puesto que sabía que ante los ojos de Sarah, no podía negar nada — ¡Ay, por Dios!, ¿eso es en serio? — Preguntó Sarah al ver la evidente rojez en las mejillas de Pedro. Y un dolor se instaló en mi pecho.

Ambos me miraron, pude identificarlo al notar sus rostros confundidos, como si esperaran una respuesta de mi parte, sin embargo, no pude decir nada, simplemente me levanté de mi asiento y dirigí hacia la cocina.

— No es algo formal — no pudo evitar contener el aliento mientras tomaba de la alacena un vaso. Sentía la presión en mi pecho, la diferencia, era mucho más fuerte de lo que pensaba. El ardor parecía extenderse a las diferentes partes de mi cuerpo — Ni oficial — tal vez lo que más me dolía era escuchar cierta emoción en la voz de Pedro — Solo estamos fluyendo, creo...

Parpadee repetidas veces, sobre todo cuando sabíamos que Pedro no era alguien que se dejara ❝ fluir ❞.
Regresé a la sala a los pocos minutos.
Mi mente estaba tan dispersa tratando de procesar la información, que ni siquiera me percaté que aquellos pares de ojos la miraban.

— ¿Qué pasa? — pregunté mientras los miraba confundida, Pedro me miraba con el ceño fruncido.

— Rayito, ¿dónde está el agua? — preguntó. Miré en dirección al vaso que sostenía, cayendo en cuenta que este se encontraba vacío.

Arrugé la nariz. Estar tan absorta en mis pensamientos hacía que reaccione de manera automática. Me dirigí nuevamente hacia la cocina.

— ¿Fluir, Pedro? — Preguntó Sarah con ironía — ambos sabemos que eso no va contigo. Y aunque no digas tu pequeño secreto, sabemos que amas lo formal — ambas manteníamos la mirada en Pedro.

Este lanzó una almohada al rostro de la rubia mientras escuchaba una notificación en  mi móvil.
Tomé este entre mis manos, un mensaje de Marcus apareció en la pantalla.
No pude evitar sonreír. Ante la situación con Pedro, ambos habíamos formalizado nuestra amistad.

— ¿Con quién te mensajeas? — preguntó Pedro de la nada, haciendo que mi rostro se contrajera por unos minutos, mirando a Sarah en el proceso.

— ¿Qué? — pregunté con el ceño fruncido mientras reía, aquella risa era nerviosa, nunca había escuchado a Pedro hablar de aquella manera, el tono en su voz era mucho más serio y determinante.

Sarah, mantenía su mirada en mí, encogiendo los hombros en respuesta de no saber qué sucedía.

— Sí, ya sabes, ¿con quién te mensajeas? — preguntó con una pizca de interés.

Ambas sabiamos que en alguna otra circunstancia, el tono de voz de Pedro pasaría en forma de broma, sin embargo, mi mente se encontraba  confundida.

— ¿Acaso eso son celos, Pascal? — preguntó la rubia.

Este se mantuvo en silencio por unos momentos, haciendo que centrara mi vista en Sarah, como si a través de nuestras miradas, nos comunicaramos. Este negó con la cabeza mientras reía nervioso.

— Solo curiosidad.

Encogí los hombros ante ello, provocando que la rubia riera y Pedro se rascara la nuca.

A pesar de que estos mantuvieron una conversación, en la que me hacían participe, me sentía dispersa, tal vez era todo, que se resumía en Pedro.

❝ ¿Quieres salir esta noche?  ❞

Se leía en la pantalla, inhalé con fuerza antes de mirar en otra dirección. Y, tal vez fue por impulso, que mis ojos se encontraron con los de Pedro.

¿A caso llevaba tiempo mirándome?.
Sonrió forzadamente antes de mirar al techo. Si su relación tenía futuro, ¿qué debía esperar yo? No podía seguir esperándolo, no podía ser parte de su triángulo amoroso.

— ¡Mierda! Con ustedes no se puede platicar
— comentó Sarah levemente molesta. Ocasionando que dejara a un lado mi móvil y Pedro me mirara  — Sofi, se supone que estabas de mi lado, en este interrogatorio — murmuré  un " lo siento" acomodándome en el sofá correctamente — y tú, deberías cooperar en este interrogatorio — Pedro rodó los ojos antes de suspirar pesadamente mientras tomaba una almohada y la pegaba en su rostro, tratando de apaciguar aquel grito.

— Mierda, estás en problemas," Pascual " — bromeé. Notar la rojez en su rostro, era como clavar una navaja en mi pecho, demasiado profundo, abriéndose paso, cada vez más.

Y, luego de aquello, nadie dijo nada al respecto. Lo agradecía. Agradecía no escuchar cómo alguien había podido ser más valiente que yo, pero sobretodo, cómo Pedro se había dado la oportunidad.

En cuestión de horas, Sarah había abandonado el lugar, un tanto indignada por no poder obtener la información que deseaba.
Estar a solas con Pedro, me ponía inestable y volátil, odiaba mis sentimientos, odiaba que todo reaccionara por él.
Ambos nos mirábamos entre sí, bebiendo de la que sería tercera copa de vino, me encontraba recostada en su hombro. Ninguno decía nada, el silencio parecía hablar desde la comodidad mientras mi corazón latía con fuerza.

— Perdón si he reaccionado de una manera indebida — soltó de la nada, moviéndome levemente de mi cómodo sitio. Lo miré por unos segundos, demasiado cerca para mi gusto y demasiado cruel, por no poder besarlo.
Pedro mantenía una mirada arrepentida, o al menos, eso creía ante la presencia de alcohol.

Este, tomó mi rostro entre sus manos y acarició con suavidad, cerré los ojos de inmediato al sentir sus caricias, deseando que aquel momento se repitiera una y otra vez.

— Solo que, no lo sé. Me aterra la idea de perderte — expresó con lentitud, provocando que yo abriera lo ojos y lo mirara desconcertada — Eres todo lo que quiero, rayito. Contigo puedo tener todo, sin pedir nada y sé que sientes lo mismo. No quiero perder a mi mejor amiga, a la luz de mis ojos — rió mientras mi sonrisa, poco a poco se forzaba —  Pienso en el momento en el que alguien ocupe tu corazón y me aterra si te alejas de mi. Pero sé que no puedo ser egoísta, en especial, cuando tengo a alguien que me hace feliz. Quiero que seas feliz, rayito — mis ojos se humedecieron al instante y, nuevamente forcé una sonrisa, Pedro se levantó un momento para servirse más vino, provocando que mi expresión cambiará a una más melancólica.

¿Todo este tiempo, alimenté una falsa esperanza, que no tenía ni pies, ni cabeza?.

𝑪𝑹𝑼𝑬𝑳 𝑺𝑼𝑴𝑴𝑬𝑹    ━━     𝘱𝘦𝘥𝘳𝘰 𝘱𝘢𝘴𝘤𝘢𝘭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora